No fue, seguro, el mejor partido de la era Arrasate en Osasuna. De hecho hubo momentos en los que rozó el aburrimiento, pero la realidad es que el equipo rojillo se quitó un marrón importante del medio en el que tenía poco que ganar y mucho que perder. Y sino que pregunten a otros equipos de la Liga.

Esta Copa mola. Es así porque te permite ver como la Mutilvera pone en serios aprietos al Betis o que un Segunda B se carga al líder de Primera, el Atlético de Madrid. Por eso le da una emoción que hace años no tenía, pero para los equipos de la máxima categoría es una presión añadida.

Osasuna se presentó en Olot con la lección de lo ocurrido durante el martes de Reyes. Arrasate reforzó ese mensaje con la alineación. Solo dos jugadores del Promesas. Uno, Iñaki Álvarez por la situación de Juan Pérez (acaba de salir de una lesión) y Javi Martínez, a quien un servidor no sabe si dejar de considerarlo jugador del Promesas después de sus dos últimos partidos en el primer equipo.

Ayudó que Oier marcase en el minuto 1. Fue como un bálsamo a la euforia del pequeño. El guión de estos partidos es que los equipos de Segunda B salen a muerte y aprietan a los grandes por lo menos durante el primer cuarto de hora. De lo que salga de ahí depende el resto del partido. Algunos, como el Celta, salieron fatal...o no salieron.

Así que, con buen criterio, los rojillos salieron concentrados y golpearon en cuanto pudieron. Luego, a controlar, a hacer el partido largo ante un rival al que el cansancio le iba a acabar pudiendo. Esto le dio al partido un aire un poco soporífero, pero es lo que había que hacer. En esta ronda es lo que toca. Los rivales no son tan cómodos ya como la fase anterior y las palizas desaparecen. Los rojillos seguro que tienen el recuerdo de la temporada pasada fresco (Recreativo o Haro).

El partido navegó en el control rojillo hasta que Budimir marcó el segundo (aunque sin mucha alegría) y Barja acabó sentenciando de penalti. Poco más que sacar más allá de que Javi Martínez se mueve bien tanto de mediapunta como de pivote y que Brandon aún no cuenta mucho para Jagoba (en Olot, 20 minutos).

Osasuna se quitó así un problema del que otros no supieron salir. Una pequeña ilusión en una temporada que no es fácil. Tal vez la Copa sirva para dar un empujón anímico al equipo. De momento no resta, que no es poco.