El Comité de Apelación de la Real Federación Española de Fútbol ha admitido las alegaciones presentadas por Osasuna y finalmente ha retirado la tarjeta amarilla que vio Calleri en el encuentro ante el Granada. La resolución habla de un "error claro y patente" del colegiado del encuentro, Xavier Estrada Fernández, a la hora de señalizar un supuesto manotazo del jugador argentino sobre Germán Sánchez y que privó a Osasuna de un penalti a favor por una evidente mano de Quini en el interior del área que se produjo instantes después de la acción entre Calleri y Germán. El error es todavía más grosero teniendo en cuenta que el colegiado fue asistido por el VAR en esa acción, por lo que tuvo a su disposición distintas tomas y el tiempo suficiente para acertar en su decisión.

"Los miembros de este Comité de Apelación, de manera unánime, entienden que las imágenes, en especial las más cercanas y a cámara lenta, demuestran a las claras que no hubo contacto de la mano del jugador sancionado con la cara del rival", especifica la resolución, dejando en evidencia al árbitro del encuentro, pero también al Comité de Competición, que el pasado 27 de enero desestimó el recurso de Osasuna argumentando que "no puede aseverarse de manera inequívoca que no exista contacto del jugador amonestado con la cara del rival".

Lo grave del asunto es que no solo la decisión final del colegiado fue errónea, sino que el proceso hasta que la tomó fue de lo más extraño. Estrada Fernández no apreció ni el supuesto manotazo de Calleri ni la mano de Quini en un primer momento, pero Iglesias Villanueva le llamó desde la sala VOR para que acudiera al monitor a revisar la jugada. Según se pudo apreciar en la retransmisión, en el monitor primero aparecieron imágenes de la jugada de Calleri con Germán. Todo parecía indicar que el colegiado en ese primer momento no apreció nada punible, ya que pasó a ver imágenes de la mano de Quini y se entiende que, si en ese primer momento hubiera tenido claro que hay falta de Calleri, no habría necesitado ver imágenes de la mano, al tratarse de una acción posterior.

Para sorpresa de todos, después de ver varias tomas de la mano, Estrada volvió a las imágenes de Calleri -unas imágenes que, según el Comité de Apelación, "demuestran a las claras que no hubo contacto de la mano del jugador sancionado con la cara del rival"- y decidió en última instancia pitar la falta y amonestar el argentino.

Afortunadamente, la decisión no tuvo trascendencia en el resultado final del encuentro -Osasuna se impuso por tres goles a uno al Granada y puso fin a una racha de 13 partidos sin ganar-, ni tampoco en los siguientes partidos, ya que la amonestación de Calleri no acarreaba sanción.

Esta no fue la única decisión de Estrada Fernández en ese partido en ser corregida. El Comité de Competición, el mismo día en que no quiso revocar la amonestación a Calleri, sí retiró la cartulina amarilla que Manu Sánchez vio en ese mismo partido en una acción en la que el propio lateral rojillo fue quien sufrió un tremendo pisotón por parte de Luis Suárez.

A cuestas con los recursos

No ha sido la única vez que Osasuna ha topado con Competición y Apelación en la presente temporada. Los otros dos casos llegaron alrededor del partido ante el Elche. En los días anteriores al choque el club había recurrido la cartulina roja que Aridane había visto ante el Villarreal, pero la resolución de Competición, en la que se mantenía la sanción al central, llegó a 15 minutos de comenzar el partido, sin dejar opción a que Osasuna recurriese a Apelación.

Durante el encuentro, Íñigo Pérez fue expulsado tras ver la segunda cartulina en una acción en la que De Burgos Bengoetxea apreció que el rojillo se dejó caer en el área, a pesar de que sí existió contacto con el defensor del Elche. Osasuna recurrió a Competición, que desestimó el recurso, y a Apelación, con idéntico resultado. El club terminó recurriendo al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que acabó dándole la razón, a pesar de que el jugador ya había cumplido su partido de sanción 15 días antes, ante el Alavés.

Tanto la tardía resolución en el caso de Aridane como la expulsión de Íñigo Pérez -así como los penaltis no pitados a Calleri y Rubén García, también ante el Elche- fueron el detonante para que Luis Sabalza saliera en rueda de prensa y se quejase de los sucesivos errores arbitrales que, a su juicio, venían produciéndose en contra de Osasuna.