A Alfonso Guinea Baquedano se le hizo raro ver El Sadar por dentro el pasado miércoles por la tarde. "Parece un estadio nuevo", dice, aunque, en cualquier caso, como el resto de sus acompañantes, emite el mismo deseo que todos ellos: "Tengo muchas ganas de verlo lleno de gente, va a ser impresionante". Y es lo normal, porque hoy se cumple un año del último partido que disputó Osasuna con público. Desde entonces, Alfonso ha mantenido su fidelidad al equipo, aunque con una tesis muy clara: "He visto todos los partidos por la televisión, pero no es lo mismo, el fútbol sin público no es fútbol".