Reza por la grada de El Sadar un cántico que dice: 'El Sadar está loco, loco por verte ganar'. Estas letras reflejan a la perfección el actual estado emocional de una afición que intenta alentar y llevar en volandas a su equipo en busca de la primera victoria en el remozado estadio rojillo, pero lo cierto es que todavía no ha podido celebrar junto a los jugadores los primeros tres puntos en casa.

Osasuna, El Sadar está loco por verte ganar. Porque aunque no lo parezca, y pandemia mediante, el conjunto rojillo no celebra junto a los suyos un triunfo liguero desde aquel 8 de marzo de 2020, ante el Espanyol. 564 días han transcurrido entre ese partido y el que se disputó ante el Betis. No cabe duda de que es cuestión de tiempo que la parroquia rojilla estalle de júbilo al término de un partido festejando la victoria.

Lejos quedan esos círculos en el medio del campo con jugadores y aficionados alzando los brazos y cantando al unísono 'Somos un equipo'.

Ya se rompió la racha negativa y Moncayola pudo gritar su gol ante el Valencia mirando a una grada con gente, ya que ante el Granada el curso pasado, el de Garínoain se tuvo que conformar con abrazarse junto a sus compañeros.

Quién le va a venir a hablar a este equipo de rachas, si no hace mucho vivió en una nube durante las 31 jornadas en las que nadie pudo sacar los tres puntos del feudo rojillo, un estadio que un curso después veía cómo era el propio Osasuna incapaz de sumar de tres durante 13 jornadas -seis de ellas en El Sadar-.

En definitiva, Osasuna se ha montado en el Dragón Khan famoso de Arrasate. El técnico de Berriatua, jaleado cuando las cosas no han ido como le gustaría que fueran, es el primero que se marcha fastidiado por no poder completar la faena.

No cabe duda de que la entidad navarra tiene en el vizcaíno un pilar fundamental y es la persona idónea para comandar la nave rojilla. El mismo técnico que niega que exista ansiedad en el equipo por brindar la primera victoria a los suyos.

Por fortuna para Osasuna, es el propio Jagoba Arrasate uno de esos entrenadores diferentes en el fútbol de élite. Cercano, sincero y aunque intente ocultar con palabras sus emociones, su rostro refleja el sentir de una afición. En las victorias y en las derrotas.

Esas mismas gargantas que desde el minuto uno festejan la vuelta a casa, celebran cada jugada de peligro premiando el esfuerzo de los jugadores. Y dejan a un lado los antiguos silbidos que son reemplazados por más cánticos de apoyo a su equipo. Sin duda, un motor en el que puede y debe apoyarse.

Llegará, porque todo llega, y el tiempo dirá si la primera victoria en casa le sirve al cuadro rojillo para quitarse una losa de encima. Con la ilusión latente, como la de un niño un 6 de enero, sólo reza un lema en Pamplona: Osasuna, El Sadar está loco por verte ganar.

564 días sin festejar una victoria. Entre el 8 de marzo de 2020 y el partido de ayer ante el Betis, han transcurrido 564 días sin que el público haya podido celebrar un triunfo.

Aumento de aforo. Contra el Espanyol y el Celta, 7.700 socios presenciaron los encuentros en El Sadar. Contra el Valencia, 13.940, mientras que ayer 13.758 butacas se ocuparon, según datos del club. Aun así, se espera que la capacidad de asistencia ante el Rayo Vallecano pueda ser del 80%, unos 18.812 espectadores.

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puntos de 12 posibles ha conseguido Osasuna en El Sadar esta temporada, por el pleno de seis puntos que ha firmado en los dos desplazamientos que ha realizado en las seis jornadas que se han disputado.