Quizás sea pronto para sacar conclusiones profundas o elevar a axiomas los resultados, pero Osasuna se ha convertido en el equipo de moda como visitante en este inicio de temporada porque todo lo que juega lejos se lo queda y no hay nadie como él. En Palma, ante el Mallorca, no hubo diferente conclusión a lo ocurrido en Cádiz y Vitoria y los rojillos se llevaron los tres puntos, en esta ocasión con un notable ejercicio de combatividad y resistencia, porque hubo que darle la vuelta al marcador anotando dos goles más y, después, soportar un partido larguísimo, con más de diez minutos de prolongación. Condimentando el triunfo, además, estuvo una sesuda decisión desde el VAR con la que se deshizo un penalti en contra de los rojillos, ya metidos en el tiempo de descuento, porque la revisión encontró una infracción previa al empellón con el que tumbó Unai García a un rival, cuya consecuencia hacía peligrar el triunfo. Osasuna a veces cede sin pudor lo que tanto le cuesta.

Para ganar fuera de casa hay que hacer las cosas bien, tener carácter ante las circunstancias en contra que siempre llegan y también remar a favor de la fortuna, que también cuenta. Todos estos factores se los mete Osasuna en la maleta a cada viaje y regresa de sus expediciones con el equipaje más pesado porque se trae todos los puntos. Ante el Mallorca, el remozado equipo de Arrasate estuvo a la altura en cuanto a determinación y empuje, y solo se rozó un final no habitual porque hubo demasiados errores defensivos, en los dos goles cobrados por el Mallorca y en algunas jugadas más, incluido el penalti deshecho por el VAR. A Osasuna le están metiendo demasiados goles y eso es tarea que revisar, pero el entrenador tiene motivos para sentirse feliz por la ambición que demuestran sus jugadores y, en encuentros como ayer, la buena interpretación que expusieron sobre el terreno de juego el puñado de futbolistas menos habituales. Si hasta el momento había un reparto de papeles más que evidente y razonado en la plantilla, tras la victoria en el campo del Mallorca hay una nueva organización del grupo, con varios elementos que aprovecharon su oportunidad. Sin ir más lejos, tres de los nuevos anotaron los tres goles -Cote, Íñigo Pérez y Javi Martínez-. Por ahí se gana competitividad, nivel y rendimiento. Y se encienden las dudas para el entrenador.

También queda para el análisis lo que le ocurrió a Osasuna en los últimos cinco minutos del primer tiempo. Los rojillos habían llevado el partido con temple y dominio tranquilo desde que Cote les adelantara en el marcador, e incluso habían digerido bien el gol del empate del Mallorca, en una jugada con error defensivo e infracción de pillo sobre el portero de Osasuna del autor del gol. Se había circulado en medio de una relativa calma chicha hasta que el Mallorca se desmelenó. Tres veces negó Sergio Herrera el gol a Ndiaye, Dani Rodriguez y Kang In Lee, pero nada pudo hacer frente al remate en soledad de Fernando Niño en el tiempo de descuento. Osasuna había insistido en unas cuantas alegrías en defensa que a la postre le iban a resultar fatal, en el momento más inoportuno.

A Osasuna le dolía lo suyo conceder un gol en el último suspiro, no solo porque le volteaba definitivamente el marcador, sino porque quedaba cuestionada gravemente su alabada solidez defensiva. La charleta del vestuario resultó reparadora porque los rojillos saltaron al campo convencidos y ambiciosos. Cote casi repite el gol del primer tiempo con otro zurdazo cruzado que, en esta ocasión, pudo desviar el portero local, y el equipo continuó trabajando en el campo contrario con una chispa evidente y ritmo. El Mallorca, al ralentí, con demasiados jugadores por el suelo a cada pugna o encontronazo, hizo una falta con desgana y lejana, a treinta metros de la portería, pero Iñigo Pérez sacó el teleobjetivo y con la zurda hizo que el balón limpiara la escuadra del portero. Tanto laborar el Mallorca para que el látigo de los rojillos les dejara otra vez descolocado.

Osasuna estuvo mejor que el Mallorca en todo lo que siguió, incluso en los lances de menos ritmo con los que el conjunto local intentaba reanimarse en un partido que se le escapaba. Nacho Vidal, uno de los refrescos de Arrasate, rozó el gol en un remate de delantero a cinco minutos del 90, y después Javi Martínez, en un embrollo que montaron por la banda izquierda entre Rubén García y Manu Sanchez -el chaval anda con la mecha encendida para el derrumbe cada vez que sale al campo-, liquidó al Mallorca con un toque sutil y de clase, en medio de un pelotón de rojillos listos para el remate, una test de ambición si se tiene en cuenta que corría el minuto 88. Los diez minutos de prolongación fueron los únicos en los que pasó Osasuna apuros, básicamente porque le señalaron un penalti por un codazo de Unai a un rival, pero el VAR descubrió en su veredicto que en la jugada anterior había fuera de juego... De tres jugadores del Mallorca. El primer disparo entre los tres palos del equipo local fue en el minuto 100. Así es difícil estropearle la fiesta a un campeón fuera como Osasuna.

Ficha técnica:

2 - Mallorca: Greif; Sastre, Valjent; Oliván, Costa; Lee Kang In (Lago Junior, min. 57), Babá, Salva Sevilla (Ruiz de Galarreta, min. 86), Dani Rodríguez; Amath (Ángel, min. 86) y Fer Niño (Abdón Prats, min. 61).

3 - Osasuna: Herrera; Areso (Nacho Vidal, min. 82), Aridane (Unai García, min 69), David García, Cote (Manu Sánchez, min. 80); Javi Martínez, Moncayola, Oier, Íñigo Pérez (Rubén García, min. 69); Chimy Ávila (Kike García, min. 69), Darko.

Goles: 0-1, min. 8: Cote; 1-1, min. 11: Dani Rodríguez; 2-1, min. 48+: Fer Niño; 2-2, min. 57: Íñigo Pérez; 2-3, min. 88: Javi Martínez.

Árbitro: Ortíz Arias (Comité Madrileño). Amonestó a Fer Niño (min. 20) y Ruiz de Galarreta (min. 97), del Mallorca; y a Aridane (min. 14), Oier (min. 74) y Unier García (min. 93), por Osasuna.

Incidencias: Partido correspondiente a la séptima jornada de LaLiga disputado en el Visit Mallorca Estadi ante 9.359 espectadores.