a victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana". Frase de Napoleón Bonaparte. La pronunció en la firma de los Tratados de Tilsit después de rendir a las tropas rusas en el campo de batalla. La literatura del fútbol bebe de la terminología de guerra. No voy a poner ejemplos. Diego Simeone, más pegado a lo cotidiano, apuntó tras vapulear a Osasuna que " la vida es como el fútbol: nos pone obstáculos y nos prueba". Ocurre que cuando esos obstáculos te derriban -en el terreno de juego en este caso- porque tu plan no ha sido el acertado y la tropa de futbolistas no ha sabido leer lo que pedía la contienda con el adversario; cuando, decía, el combate a pelotazos se cierra con un 0-3 en tu contra, no puedes pretender que esa derrota, hija también de tus propios errores, quede huérfana de responsables o solo se la considere hija putativa de los árbitros. El comisario de campo y el del VAR tienen una clara incidencia en el duelo, pero también Jagoba Arrasate con sus órdenes y sus futbolistas en la aplicación de las mismas. Melero, colegiado principal, solo observó las infracciones de Osasuna y se mostró condescendiente con el Atlético de Madrid. No interpretó falta en la carga de Luis Suárez a Sergio Herrera con brazo y culo; el uruguayo entorpece el despeje y facilita el remate a gol de Joao Félix. No es que los porteros ya no estén protegidos en su jaula del área pequeña, está ocurriendo ahora que si tocan al rival les sancionan con penalti. A Melero tampoco le consta el manotazo de Vrsaljko en la cara de David García. La agresión es idéntica a la que cometió Fidel sobre Nacho Vidal en el Osasuna-Elche: Díaz de Mera no tardó medio segundo en señalar el punto de penalti. Pero tan grave como la miopía del colegiado es la complicidad de Medié en el VAR, que pese a la rotundidad de las imágenes repetidas optó por no intervenir. La pareja, por no ver, tampoco puso cotó a las reiteradas faltas de Héctor Herrera. Por momentos, llegué a pensar que Jesús Gil era el presidente del Atlético de Madrid y el trencilla aleccionado respondía al nombre de Manuel Díaz Vega... Hay cosas que no cambian ni con la tecnología.

Dicho esto, habría que completar la partida de nacimiento de esta derrota. Por primera vez en mucho tiempo no comparto la lectura del partido realizada por Arrasate, satisfecho con el desempeño de su equipo. Porque no fue el Osasuna que pedía el partido; renunció a la presión alta para protegerse de los contragolpes, movió el balón en horizontal hasta el aburrimiento, jugó con una lentitud que permitía el atrincheramiento de los colchoneros, los rojillos se encerraban en un cuadro para tocar en corto y sin buscar el cambio de orientación del juego, el ritmo del partido fue siempre el que convenía al rival. El entrenador tardó nueve minutos en reaccionar con cambios al 0-2 y solo en el tramo final se intensificó el centro de balones al área, que era la única opción que se le abría a Osasuna en la segunda parte. Será difícil para el Atlético de Madrid encontrar otro partido en el que con tan pocos disparos entre los tres palos marque tantos goles.

En fin, no sé si Arrasate tiene algo de Napoleón, pero después de una nueva claudicación en El Sadar (para ver ganar a Osasuna hay que hacer kilómetros) hará bien en aplicarse otra frase del militar francés: "La victoria pertenece a los más perseverantes".