Estaba el osasunismo buscando objetivos para hacer más estimulante el final de Liga y ya los tiene. El triunfo en Valencia, los tres puntos que ponen al equipo en la cota de 44 y el tener a tiro la séptima plaza, han metido de improviso, en los planes de la temporada, la posibilidad de lograr plaza para una competición europea. No es asunto sencillo, pero ahí está. De hecho, los comentaristas externos ya han metido a los rojillos en el saco de los aspirantes. En realidad se han colado ellos solos con un rendimiento que, sin ser espectacular en lo futbolístico, está deparando inmejorables resultados. Pero conociendo al equipo y su trayectoria en los tres últimos años, la pregunta que ahora hay que formularse es: ¿Puede Osasuna afrontar un compromiso extra sin que se resienta su rendimiento en la Liga? Se entiende que haya aficionados que quieran ver y seguir a sus colores en el Continente, pero el peaje que hay que pagar a veces no compensa. La Conference League, que es de lo que estamos hablando, es un sucedáneo de la UEFA para hacer caja, como casi todo lo que se saca de la manga; la competición carece de gancho en la primera fase y en este curso no ha despertado apenas interés hasta los cuartos de final. Muy pocos podrían recordar hoy los nombres de los cuatro semifinalistas. Ocurrencias como esta ha habido otras y han tenido corta vida; recordemos, sin ir más lejos, el invento de la Intertoto. Puede haber clubes con alto presupuesto a los que les seduzca por no tener plaza para Champions o Europa League pero, en mi opinión, la Conference supera a día de hoy la capacidad deportiva de Osasuna.

Para jugar en Europa con garantías habría que reforzar mucho la plantilla y eso supone un importante desembolso económico. Luego hay que rendir en tres partidos cada ocho días. La fatiga adicional del juego y de los viajes se suma a las posibles lesiones. Por otro lado, en el caso de Osasuna la historia de la participación en la Copa de la UEFA estaba acompañada de malos resultados en la Liga y de apuros a posteriori en la clasificación. También es cierto que en esa competición se vivieron partidos y momentos inolvidables, casi irrepetibles. Pero, ya digo, en aquellos tiempos -sobre todo en la última edición, cuando el equipo de Ziganda llegó a semifinales- las plantillas de Osasuna atesoraban una tremenda calidad. Y pese a todo, se sufrió para sobrevivir en el Campeonato.

Osasuna vive de la Liga. El osasunismo sabe lo que cuesta estar entre los veinte mejores. El primer objetivo debe ser continuar donde están los ingresos que garantizan el futuro, los rivales que animan la competencia y donde se alimentan las rivalidades que arrastran aficionados al campo. Y plantarles cara sin otros despistes. Si muchas veces doblar en la Copa del Rey es un problema ¿qué no supondría meterse en un tercer torneo donde los rivales no son de Segunda división o de 1ª RFEF? Deberían manifestar su opinión al respecto dirigentes, entrenador y plantilla. Sobre todo para saber a qué estamos jugando. Por mi parte, tomando el eslogan anti OTAN de los años ochenta, lo tengo claro: 'Conference', de entrada no.