Todo el mundo tiene ganas de Osasuna. Tras el regreso de San Fermín, pocos regresos se esperaban más que el de los pupilos de Jagoba Arrasate a los terrenos de juego. Y no hay nada que pare a la hinchada rojilla, ni siquiera los casi 30 grados centígrados que marcó el mercurio en la mañana del sábado impidieron que alrededor de 600 personas se acercaran a ver el partido entre Osasuna y el Promesas que acabó con un 3-0 a favor del primer equipo.

Estas ganas de animar a los rojillos se notaron en todos los aspectos. Un ejemplo de ello es que, a varios minutos antes del comienzo, los parkings de los aledaños de las instalaciones ya estaban completos, lo que provocó que alguno buscara hacer alguna triquiñuela para estacionar su coche por la impaciencia de ver a Osasuna.

Como es obvio, si los parkings se encontraban llenos, las gradas no iban a ser menos. Los asientos se vieron repletos de personas de todas las edades con sus familias y amigos que no se quisieron perder la primera puesta en escena del equipo de su tierra. Y es que Osasuna es eso, un sentimiento, una forma de vida que hizo que los asistentes vivieran emocionados un partido de pretemporada entre el primer equipo y el filial.

Otro factor que no pasó desapercibido y mostró la pasión por el equipo navarro fue que varios aficionados aparecieron con las nuevas camisetas. Mangas azules, rojas, mentas, blancas y negras se asomaron por las puertas de Tajonar, las cuales se levantaron para aplaudir los dos goles de Kike García y el de Iker Benito en la primera parte del encuentro. Este último fue uno de los jugadores más ovacionados y que más gritos de sorpresa y admiración levantó en la grada. Una jugada en el minuto 20 por la banda, con elástica y centro incluido del jugador de Miranda de Ebro provocó un fuerte aplauso de la afición. Esa fuerte ovación se convirtió en fortísima cuando el joven de 19 años superó a Darío, portero del Promesas.

Tales eran los deseos de la afición de animar que aplaudieron hasta los fallos de los jugadores de Osasuna, como un control que se le marchó por la banda a Rubén García en la segunda parte o un mal pase horizontal de Javi Martínez que cazó el rival y por poco termina en diana.

Eso sí, también hubo vítores para los jugadores del filial, que con esfuerzo lograron ponerse cara a cara con el primer equipo en la segunda parte. El más ovacionado fue Dani Sancho, quien en la primera parte generó varias ocasiones de gol y disputó un partido muy completo plantando cara a los García en la zaga.

Ayer también fue día de momentos cómicos, como el que vivió Juan Cruz con un aficionado. El central tuvo un choque con un rival y un rojillo de la grada consideró que había sido falta, por lo que se dirigió al defensa para decirle: “Juan, dile al árbitro que es muy malo, ¡hombre!”. Como es obvio, esta situación generó cacajadas en la grada y en la cara del propio Juan Cruz, quien mostró una gran sonrisa desde la banda de Tajonar.

En resumen, fue una jornada de aplausos, emociones, vítores, risas y, sobre todo, mucha pasión por volver a ver a Osasuna moviendo el esférico en el césped de un estadio.