Dejaba Moi Gómez esta misma semana en una entrevista con este periódico un puñado de interesantes reflexiones sobre sí mismo, sobre Osasuna y sobre el fútbol en general, pero nos quedamos con una en la que, cuestionado por cuándo iba a llegar su primer gol con la elástica del conjunto navarro después de haber estrellado ya dos balones en el poste, respondió que “es peor no tener ocasiones que fallarlas”. Y seguro que muchos aficionados rojillos se acordaron de sus palabras viendo el partido de ayer en Almería, donde ganó el equipo de Jagoba Arrasate por la mínima con un gol del Chimy Ávila, pero en el que dispuso de una cantidad ingente de oportunidades para haber firmado una goleada de auténtico escándalo.

A Osasuna y a su hinchada les supo a gloria el triunfo, principalmente porque se convirtió en el primero a domicilio de la temporada tras el intento fallido en Sevilla contra el Betis, donde los rojillos cayeron por la mínima (1-0) tras enviar Moi Gómez un balón al palo justo antes del tanto de Borja Iglesias, y porque con las otras tres victorias que ha logrado en su feudo (2-1 al Sevilla, 2-0 al Cádiz y 2-1 al Rayo Vallecano), el equipo se encuentra en posición de Liga de Campeones, concretamente en la cuarta, aunque podría haber sido la tercera de haber tenido algo más de tino en Almería.

También habló Moi Gómez de que Osasuna tiene una plantilla con una elevada competencia y la prueba es que, con Aimar Oroz en Pamplona recuperándose de una dolencia en el tobillo izquierdo que le impidió disputar el encuentro de ayer, Rubén García ocupó su lugar en la mediapunta con una actuación descomunal, a la que sólo le faltó el gol. Lo marcó, pero entre el árbitro y el responsable del VAR determinaron que lo hizo con el brazo. Es decir, a juicio de los colegiados, de manera ilegal.

Y qué decir de Darko, compañero ayer de Lucas Torró en el doble pivote. El serbio se hinchó de recuperar balones y, cuando adelantó su posición en la recta final del partido, presionó como si de un recién salido desde el banquillo se tratara y apareció en posiciones de ataque sin ser detectado por los defensores del Almería.

Fueron esas las lecciones de palabra de Moi Gómez, que sobre el campo ofreció otras cuantas en Almería, como una asistencia al Chimy, un pase a Abde de lado a lado del campo que no terminó en gol por muy poco y más de 11 kilómetros de solidaridad y trabajo.