Sus goles valen puntos. Anotó el segundo ante el Sevilla, abrió el marcador ante el Rayo Vallecano y ante el Mallorca volvió a dar dos puntos a Osasuna. Aimar Oroz ha cambiado el signo del partido las tres veces que ha visto portería este curso, todas ellas en El Sadar, donde los pupilos de Jagoba Arrasate bailan al son de, entre otros, el canterano de Arazuri.

Tras la marcha de Roberto Torres de Osasuna, los focos están puestos en que sea él quien herede el ‘10’ , ahora huérfano, y la verdad es que méritos está haciendo. Aimar Oroz recorrió 11 kilómetros ante el Mallorca, en un duelo en el que su gol desarboló la telaraña que había tejido Javier Aguirre sobre el césped en su regreso a El Sadar y acerca a los navarros a las posiciones de privilegio en la tabla y fue objeto de numerosas faltas, algo que indica su incidencia en el juego.

“Intento ayudar al equipo y ojalá meta muchos más”, comentaba en rueda de prensa el joven centrocampista, antes de hacer autocrítica y remarcar que “veníamos de un par de partidos, yo también, un poco regulares y nos venía bien coger confianza, los tres puntos delante de nuestra gente y dar un empujón para mirar arriba”.

La victoria, en palabras de Oroz, la miran “con buenos ojos. Ha sido una victoria muy importante, porque nos metemos ahí y es lo que queremos, ganar cada partido”.

El de Arazuri se asocia a las mil maravillas con Moi Gómez, con quien “es fácil jugar, es muy bueno. Con Lucas también. Moi suele bajar a recibir un poco más y lo hace increíble y se ha dado así”. El exjugador del Villarreal fue quien le dio el pase del gol. “Lo he podido controlar para pegarle y ha entrado”, agregaba Aimar Oroz, antes de terminar valorando un partido donde “la primera parte hemos tenido balón, pero no hemos acabado de estar bien y al salir en la segunda parte hacer gol nos ha dado confianza, porque nos ha faltado un poco más de profundidad e ir a por la línea defensiva y la segunda parte hemos atacado mejor”.