Julián Vergara es una leyenda. Y como tal, algunas de sus hazañas están adornadas por ese boca a boca en el que los recuerdos de los aficionados acaban alterando la realidad. No es extraño porque la trayectoria del delantero de Olite suma a su favor: el inigualable número de goles que marcó, su debut frustrado con la selección española, las peleas con los directivos osasunistas para renovar contrato cobrando más, su traspaso al Barcelona, una carrera de 19 años en activo en el fútbol profesional... Dio mucho material para escribir, tanto como sus remates inverosímiles que terminaban casi siempre con el balón en la red y varias veces en el mismo partido.

Uno de los episodios más evocados durante años por la memoria del osasunismo tiene que ver con la actuación de Vergara en el partido contra el Athletic de Madrid (su denominación oficial entonces) disputado en el Stadium Metropolitano el 11 de diciembre de 1932. La victoria por 1-5 sacó del anonimato al equipo rojillo gracias al eco que encontraron las crónicas de la prensa madrileña, que por primera vez observaban la capacidad de sus futbolistas, que comenzaron a llamar la atención de los clubes de más prestigio y poder económico.

La más celebrada de aquellas reseñas la firmó el bilbaíno Jacinto Miquelarena en ABC de Madrid; en Pamplona algunos aficionados y periodistas la conservaron como un tesoro. En el texto, el periodista destaca que “esta temporada no hemos visto equipo más grande. (…) ¡Cómo ha ganado! Juego de gran calidad; juego de una clase que dudamos mucho que pueda mejorarlo, en un día afortunado, ningún equipo de España. (…) Maestros del tren y del pase y de la buena colocación y del disparo, los rojos no se cansaron de ofrecer buen fútbol”. Y acababa proclamando que “afortunadamente para los grandes equipos españoles, el Osasuna no jugará siempre así. No es posible”.

Sin embargo, ni en Madrid ni en Pamplona se destacaba sobre el resto de incidencias del juego el número de goles marcados por Vergara. Es más, en cerca de una treintena de crónicas consultadas ninguna atribuye al futbolista de Olite los cinco goles que constan en su mitología. En la mayoría de periódicos figura como autor de cuatro pero hay algunos que rebajan la cifra a tres e incluso a dos. ¿Cómo nace entonces la leyenda?

La leyenda

Los jugadores dan una versión diferente a la de los cronistas

Dos días después del partido, de que el todavía incipiente osasunismo saboree la tinta de las crónicas y comentarios deportivos, un periodista de El Pensamiento Navarro recibe información directa de jugadores de Osasuna. Le piden que aclare que “los cinco goles los marcó Vergara”. Lo escribe así: “Aunque ayer se decía que Paco Bienzobas marcó un gol y así lo dicen los periodistas madrileños, tenemos que rectificar porque así nos lo dijeron los propios jugadores: los cinco tantos fueron obtenidos por Vergara, el chaval que ha despuntado como una revelación y que en dos partidos ha marcado ocho goals, poniéndose en cabeza de los que atormentan a los guardametas”.

El informador, con ese comentario de testigos directos, rebate posteriormente las informaciones de Excelsius, que concede al olitense la autoría de cuatro dianas, como la mayoría de medios. Y el osasunismo, en busca todavía de mitos o de figuras que relevaran en la memoria del hincha a Seve Goiburu, dio por bueno sin discusión al autor material de la manita.

¿Es posible que todos los periodistas presentes en el estadio se equivocaran? Podría ser. Porque tampoco se ponen de acuerdo en el reparto de los tantos. Vamos con unos ejemplos. La crónica de El Pensamiento Navarro, que no asistió al partido, recoge que Vergara marcó en los minutos 5 y 40 de la primera parte y reseña dos más en la segunda; no recoge quién hizo el quinto. El periódico Luz anota cuatro a Vergara y uno a Paco Bienzobas. La Voz de Navarra le adjudica los cuatro primeros, teoría que sostiene en la actualidad la web especializada BDFutbol. En esa línea está también el cronista de El Debate de Madrid, que por los detalles que aporta en el texto presenció el encuentro, y El Mundo Deportivo de Barcelona.

Para seguir alimentando la confusión, otros dos ejemplos: El Día de Palencia publica que Vergara marcó tres goles, uno Paco Bienzobas y otro el portero local en su propio marco. Y aumenta el galimatías: La Correspondencia de Valencia reparte así el botín: dos Vergara, dos Paco y uno el portero local. Cabe interpretar que estos periódicos recibían reseñas de corresponsales o agencias de noticias.

Sin embargo, la narración que publica el madrileño La Nación, firmada por El Capitán Grant (pseudónimo del jefe de Deportes, Leoncio Delgado Cruz), aporta una personal interpretación de los goles: concede dos a Paco, otros dos a Vergara y uno a Iturralde. Es en estas páginas donde podemos encontrar una explicación a tan tremenda confusión, “Desde la tribuna no vemos bien lo que pasa en el campo, pues se hace de noche”, confiesa Delgado tras el 1-3.

¿Puede el relato de los cinco goles calar de tal forma, alterando los hechos, que incluso los protagonistas del partido sostuvieran 22 años después que los cinco goles los marcó Vergara? En una serie de reportajes firmados por José Antonio Larrambebere y publicados por el periódico El Pensamiento Navarro en 1955 con viejas glorias rojillas como Félix Bolico Ilundáin o los hermanos Urdíroz, se insiste en la autoría de los cinco goles a favor de su compañero al tiempo que enfatizan en las virtudes futbolísticas del delantero.

No hay documentos oficiales que acrediten la propiedad de los goles. Consultada esta semana la Real Federación Española de Fútbol si conservaba el acta del partido, la respuesta fue que las concernientes a la fecha en la que se celebró el encuentro se extraviaron o fueron eliminadas durante el traslado en 2003 de la antigua sede a la actual.

Los datos

  • Nombre: Julián Vergara Medrano
  • Lugar y fecha de nacimiento: Olite, 13 de septiembre de 1913. Falleció en Pamplona el 7 de septiembre de 1987.
  • Trayectoria deportiva: Acero (1926-28), Erri-Berri (1928-32), Alkartasuna (1932) fusión de Erri-Berri y Peña Sport de Tafalla, Osasuna (1932-40), Barcelona (1940-41), Osasuna (1941-43), Constancia de Inca (1943-46), Osasuna (1946-47), Escoriaza (1947-48), Atlético Zaragoza (1948-49), Tudelano (1949-51) y Erri-Berri (1951-52).

Fue convocado por la selección española antes de la guerra, pero no llegó a debutar. Disputó dos encuentros internacionales contra Portugal con un combinado de la España franquista.


Otras hazañas

Tres goles en tres minutos al Murcia en San Juan

La web BDFutbol adjudica a Vergara 138 goles en 141 partidos con Osasuna, pero la recopilación se queda corta porque solo recoge partidos de Primera, Segunda y Copa. También sus hazañas van más allá de esos cinco o cuatro goles a los colchoneros. A continuación se recogen solo unos ejemplos:

El 7 de febrero de 1943 marcó diez goles al Deportivo Alcalá en la paliza por 12-1. Hizo tres tantos en la primera parte y siete en la segunda, dos de penalti. El partido era del Torneo de Clasificación disputado tras la liga regular de Segunda.

También los hacía de cinco en cinco, estos no sometidos a discusión. El 23 de diciembre de 1934 le estampó una manita al Zaragoza (6-2) en partido de Segunda división. Solo necesitó 40 minutos para completar la secuencia. Repitió el 16 de febrero de 1936, esta vez con el Español como rival. Los encadenó en 43 minutos de la primera parte. Lo curioso de este partido, de Primera división, es que terminó jugando de portero. Por último, el 22 de febrero de 1942 anotó otros cinco al Tudelano (6-2) de un tirón para remontar un 0-2 adverso.

El cinco, como se ve, parece el número fetiche de Vergara. Cinco es también su mejor marca de partidos consecutivos marcando en la temporada 1935-36, la del debut en Primera división que cerró con un registro histórico: 20 goles en 21 jornadas.

Y si los cronómetros de la época funcionaron bien, también tiene otro récord: marcó tres goles en tres minutos. Sucedió el 29 de enero de 1933, con el Murcia como contrincante (6-1). Entre los minutos 12 y 14 anotó el 4-0, el 5-0 y el 6-0. Así lo recogen las crónicas de la época, aunque entre celebraciones y saque de centro se antoja casi imposible. Pero así crecen las leyendas.

Su huella

“Sin su fútbol, no hubiéramos comprendido a Osasuna”

Julián Vergara fue un futbolista con buena prensa. Los periodistas Santi de Andía (Auspicio Hernández Vélez) y Ángel Goicoechea (que sería también presidente de Osasuna y más tarde alcalde de Pamplona) glosaron con fina pluma y una indisimulada admiración muchas de sus conquistas en un campo de fútbol.

Inspirado por un gol que marcó al Badalona el 16 de febrero de 1947 (hizo triplete en aquel 6-0), Goicoechea escribió en Diario de Navarra sobre ‘El gol del año’: “Llevábamos muy pocos minutos de juego cuando Vergara recogió un balón en el centro del campo, avanzó rápido, a grandes zancadas, y sobre la marcha, entre dos adversarios, disparó un cañonazo alto, fenomenal de fuerza y precisión que no pudo verlo a tiempo el portero catalán. El gol fue maravilloso, inenarrable, y la jugada verdaderamente genial.

En muchos años no habíamos logrado ver nada parecido. Posiblemente desde aquellos triunfales tiempos de este mismo Vergara que ahora nos viene recordando en su asombroso resurgimiento”.

Vergara se despidió varias veces de Osasuna aceptando mejores contratos en Zaragoza o en Mallorca. Pero su estimación deportiva no alcanzó nunca el mismo nivel de cotización económica: cuando terminó su etapa en el fútbol ejerció de entrenador (Oberena fue uno de sus equipos) y trabajó como peón en una fábrica de productos químicos.

La primera vez que empaquetó las botas en la maleta fue en 1940 cuando firmó por el Barcelona. Y en ese adiós, la sensibilidad, buen juicio y exacerbado osasunismo de Santi de Andía dejaron estas líneas en Arriba España: “Representaba en Osasuna, más que al buen jugador, al producto acabado y firme de la producción navarra. Desde los viñedos de Olite, sudando el coraje bravo de la Ribera, Vergara trajo al fútbol navarro destellos maravillosos de genialidad y potencia. Y su figura, en fuerza de remacharla años y años en la delantera navarra, se atornilló en Osasuna como algo inconmovible y eterno. Sin el olitense, sin su fútbol de cuña y sus goles grandiosos, no hubiéramos comprendido al equipo navarro, ni tan siquiera en sus recientes y continuos descalabros.

Ahora, en el loco deambular del profesionalismo, perdemos esa pieza del conjunto. Y perdemos más: tanto como el orgullo de no poder conservar el fruto de más valor que nos diera el huerto del balompié navarro. Como en un pasaje de melodrama dulzón, con la carne de la persona nos llevan un jirón de sentimiento. ¡Y cómo aborrecemos el sentimentalismo!”.

El mismo sentimentalismo que nos ha llevado a evocar la figura de un delantero mítico: el que le marcó cinco goles al Athletic de Madrid. ¿O no? La leyenda sigue viva.