“Me encanta la frase ‘cada uno recoge lo que siembra’. Te va como anillo al dedo, Pablico”. Estas palabras las escribió Roberto Torres en su perfil de Instagram en referencia al significado del gol de Pablo Ibáñez para el jugador, que salió a los 16 años del club al que le dio el billete para disputar la que va a ser su segunda final de Copa del Rey.

Pablo Ibáñez Lumbreras (20 de septiembre de 1998) ha entrado en la historia de Osasuna. Quienes le conocen desde hace tiempo, hablan de él como una persona humilde, trabajadora, comprometida. Alguien a quien nadie le ha regalado nada y que se merece todo lo bueno que le pase. El centrocampista de Mutilva comenzó a dar sus primeros pasos en Amigó, y nunca ha olvidado sus orígenes. Incluso estuvo presente en el partido de Copa del Rey ante el Fuentes. Sus primeros toques con el balón los dio bajo la supervisión de Sergio Cruz, que se muestra “ilusionado por ver a gente que has entrenado. El mejor recuerdo era un torneo en El Redín, donde ya destacaba. Al final son chavales con ilusión y son los primeros pasos que dan en el fútbol”. “Además, a mí también me entrenó su padre en Amigó”, agrega.

Pablo Ibáñez, en el centro, durante su etapa en Amigó. @pablius_2

A los ocho años le llegó la llamada de Osasuna. Allí le entrenaron Eneko Boria e Iker García. El primero asegura de él que el gol es “fruto de ser un tipo de jugador que ha llevado el esfuerzo y la consistencia”. “Es un feeling especial, y cuando los ves en el campo sientes una alegría inmensa, porque los ha tenido desde muy pequeños y son como un hijo o un hermano pequeño”, añade Boria, antes de asegurar de que “a esas edades, quienes están en Osasuna tienen algo especial. Son elegidos de toda una comunidad”. Por su parte, García siente “una ilusión terrible por Pablo, un chaval que se lo ha currado y mucho. Muy contento por él. De pequeño, venía con una ilusión tremenda a entrenar. Teníamos un grupo muy majo y los chavales se lo pasaban genial”, aunque reconoce que “tampoco era un figura. Hacía muchas cosas bien, pero había más jugadores con más habilidad, más regate o más desborde. Pero Pablo, un chaval humilde, siempre estaba bien posicionado, siempre ha sido muy trabajador y me alegro mogollón por él, porque nadie le ha regalado nada, está ahí por méritos propios”.

Iker García (izquierda) y Eneko Boria (derecha), entrenadores de Pablo Ibáñez (abajo a la izquierda) en su primera temporada en Osasuna. @pablius_2

Tras salir de Osasuna, Pablo Ibáñez recaló en la Mutilvera para, posteriormente, marcharse al San Juan. Allí lo dirigió Xabi Mata y juntos disputaron una fase de ascenso a Segunda División B ante el Alcalá. El técnico desvela que “era un gol especial porque el martes pasado bajé a ver el entrenamiento del primer equipo y estuve hablando con él un rato. Sabía su rol y estaba mentalizado para los minutos que podría jugar y por los diferentes escenarios que se podrían dar en ese final de partido. Entonces me acordé de esa conversación que tuvimos”. Mata afirma que “al final es un jugador que se lo ha ganado, que ha trabajado sin descanso en todos los clubes que ha estado y está sabiendo adoptar el rol que le está dando Jagoba. Espero que este gol también le dé mucha más experiencia y más poso”. 

Pablo Ibáñez, durante el San Juan - Baztan, de Tercera, en 2018. Iñaki Porto

Un asentado Pablo Ibáñez en Tercera volvía a Mutilva bajo las órdenes de Andoni Alonso para dar el salto a Segunda RFEF. “Siento muchísima alegría por Pablo, que es de Mutilva, que viene de abajo y que lo tuvimos nosotros en la Mutilvera, donde estaba rindiendo como lo está haciendo en Primera. Es una persona de muy buen trato, buen compañero, muy competitivo, es entrega y por jugadores así uno siente una especial alegría”. “Futbolísticamente creo que por el tipo de jugador que es, es muy bueno para equipos de cantera que vean que no tienes que estar toda la vida en un equipo, sino que se trata de retarse a uno mismo, y que como en la vida, no todo es línea recta, tiene sus curvas y hasta hay piedras en el camino. Para cualquier jugador es un buen espejo para mirarse”, finaliza.

Ibáñez, durante el partido Mutilvera - Betis, correspondiente a la segunda ronda de la Copa del Rey. Javier Bergasa

Santi Castillejo se fijó en Ibáñez durante su época en San Juan. “Pablo ya se había ganado el reconocimiento del equipo y la afición, pero ese gol le da una relevancia que quizás no tenía. Es un jugador que ya estaba haciendo las cosas bien y es un premio a todo ello”, apunta el técnico. El valtierrano asegura que “a Primera División es muy difícil llegar. Es un jugador que ya quisimos traer antes, porque lo conozco de aquí, del pueblo. Ya lo conocíamos desde San Juan, pero jugaba en una posición de central. Le vi algún partido suelto de centrocampista, y vi unas cualidades de llegador de las que le quisimos convencer cuando vino a Osasuna. Tiene gol, y no se pueden perder esas cualidades cerca del área contraria. Su gol no me sorprendió, porque los ha metido y los seguirá metiendo”. “Naturalmente nos gusta que cosas así pasen con jugadores como Moncayola, Aimar o Pablo. Es nuestro trabajo, pero el mérito es de ellos”, finaliza.

Ibáñez, en un partido de Osasuna Promesas. Osasuna