Desde que subimos la cabeza a Primera División (que no es lo mismo que la Primera se te suba a la cabeza...) abandonamos aquella costumbre tan pegada a la historia de Osasuna como ha sido, desde antiguo, el dejarlo todo para la última jornada. Ascensos, descensos, pasaportes a competiciones europeas, alegrías y decepciones estaban rodeadas de una mística que por aquí sabemos canalizar bastante bien. Observando el desenlace final de los cuatro años anteriores, el osasunismo había perdido una práctica que, en lo sustancial, ha recuperado en la final de Copa. Así que habrá que descongelar aquel manual que tan bien manejaban Cruchaga y Puñal para envolver el decisivo encuentro contra el Girona. Por tanto, la afición espera desde ya una arenga de los capitanes, la tradicional visita del presidente y algún directivo al entrenamiento, la reflexión más serena y valorativa del entrenador (“puede ser el premio a una gran temporada...”), la quedada de la afición iluminando la escena con bengalas y, de acuerdo con los nuevos tiempos, algún vídeo motivacional en redes sociales de esos que les salen tan redondos al equipo de comunicación del club. ¿A que apetece...? Nada tan gratificante en el fútbol como esa última jornada en la que se acelera el corazón y los muelles de las piernas están desatados. Así que como regalo final a una extraordinaria temporada, habrá partido decisivo. Otro en pocas semanas: tanto da de sí el Osasuna de Jagoba Arrasate.

No somos pocos, sin embargo, los que lamentamos no haber alcanzado el objetivo europeo ayer, aunque fuera a unos cientos de kilómetros de casa y con la presencia de un pequeño grupo de incondicionales rojillos que, además de ‘locos de la cabeza’, tienen pulmones de acero para desafiar a una neumonía tras calarse de agua hasta los huesos para nada. Porque ayer Osasuna acabó decepcionando con una hora final de partido en la que no fue capaz de dar continuidad a un arranque demoledor. El equipo de Arrasate cedió terreno al Getafe y acabó recibiendo dos goles en una situación en la que se le supone fortaleza: la defensa aérea de los centro laterales, que antes del 2-1 ya había desactivado Portu con un remate que hizo tambalearse al larguero. Solo la múltiple carambola protagonizada por quienes rivalizan también por esa séptima posición acabó dejando la derrota en lección de obligado repaso, la decepción en alivio y las botellas de champán en reserva siete días más en la nevera.

Osasuna depende de sí mismo. Cosas del fútbol, el Athletic sopló a favor de los rojillos, a los que entregó, derrotado por el peor equipo del Campeonato, esa posición de privilegio con la que poder hacer realidad ese objetivo de la dirección del club de ‘internacionalizar’ la marca. Y, pese a que llegue de carambola, hay que reconocer el esfuerzo del equipo de Arrasate para auparse entre los siete primeros y ser el candidato aventajado para asomar la cabeza en esa ‘Champions de los pobres’ que es esta Conference League. A veces la línea entre el éxito y el fracaso es muy delgada: pase lo que pase el domingo la nota final roza el sobresaliente. Y a partir de hoy, disfruten de la mística del último partido. Para que no falte de nada.

Confidencial

Moncayola es más barato. El centrocampista, que no formó ayer en el once inicial, estará más al alcance del club que quiera ficharle desde el próximo 30 de junio. Según consta en su contrato, la cláusula de rescisión pasa de los 22 millones de euros a los 20 millones. Un chollo...

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