Osasuna terminó la Liga y comenzó otro viaje, el que le lleva a disputar una competición europea la próxima temporada. La sufrida victoria ante el Girona, los tres puntos que le consagran en la séptima posición en la Liga con el premio de la clasificación para la Liga Conferencia, redondea una campaña espectacular del equipo de Arrasate que se encarama como una de las mejores de la historia del club.

El retorno a Europa 16 años después -también la disputa de la final de Copa- es el final de un viaje y el comienzo de otro. El proyecto capitaneado por Arrasate ha llegado al destino de la consolidación y en agosto emprende de nuevo una travesía con más objetivos hasta los que llegar. De la estructuración de la idea de equipo se ha pasado a la creación de un estilo propio, que ha alcanzado esta temporada la cúspide por la asimilación de los conceptos, el crecimiento de algunos futbolistas y el acierto de las contrataciones.

Osasuna termina una temporada inimaginable por los resultados obtenidos, como no era previsible el escenario para la emoción y gloria que se le ofrecía. Con El Sadar a pleno rendimiento con una de las mejores entradas de la temporada, con un rival cualificado enfrente que iba a reivindicar con su pelea el buen nombre del fútbol, con jugadores llamados a salir del anonimato para recordar los galones que deben lucir en este equipo, Osasuna vivió un encuentro histórico del que salió con el pasaporte sellado.

Los dos goles de Budimir en tres minutos al poco de iniciarse la segunda mitad desatascaron un encuentro emocionante, con muchas ocasiones de gol entre dos rivales que jugaron a ganar. La primera mitad dejó claras unas cuantas cosas: que los dos equipos querían la victoria, que las precauciones no abundaban, que el Girona tenía personalidad suficiente para voltear la presión de Osasuna y que Abde se iba a tomar el partido como una cuestión personal. El ímpetu y tenacidad del marroquí se convirtieron en los argumentos principales de Osasuna, que se sintió proyectado hacia el gol por el costado de su extremo internacional. Abde se las fabricó para él, pero también las sirvió para sus compañeros, y entre todos el equipo de Arrasate rozó el gol en un buen número de oportunidades, El Girona no se quedó atrás y notó que el portero de Osasuna, Aitor Fernández, estaba en plan aguafiestas. Un par de intervenciones prodigiosas ante Riquelme y Tsygankov.

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El dichoso acierto, como siempre, tenía la llave. Budimir recogió ante el Girona el premio al futbolista sin desmayo. El delantero croata se ha dejado la cara por Osasuna siempre que saltó al terreno de juego y, con puntería o sin ella, nunca le volvió la cara a la responsabilidad del gol, a su papel de protagonista a cada encuentro. Y Budimir apareció en todo su esplendor en un partido para valientes. En el lugar donde se desenvuelven los killers, el ariete cazó primero un centro de Kike Barja para meterse con la pelota hasta dentro de la portería. Después, en el mismo terreno pero soltando el juego aéreo, cabeceó una maravilla de centro de Moncayola, desatado por la banda derecha.

Los rojillos sufrieron porque Reinier, a quince minutos del final, marcó un gol increíble, de espaldas a la portería y de cabeza. A Osasuna también le sonreían otros marcadores e incluso con el empate iba sobrado para Europa, pero el sufrimiento y tensión de los minutos, con el Girona buscando un empate que no le valía para nada, sirvieron para recordar que hasta aquí se ha llegado con los dientes apretados.

Osasuna inicia otro viaje, que tampoco será fácil.

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Fotos de la afición de Osasuna en El Sadar ante el Girona Javier Bergasa / Oskar Montero / EFE

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El 1x1 del Osasuna-Girona: Baluarte Aridane DIARIO DE NOTICIAS

El vídeo en inglés sobre la trayectoria de Osasuna en Europa CA Osasuna