“En el fútbol actual, marcan la diferencia las acciones en las áreas. Hay que ser eficaz en la rival y contundente en la propia en todos los partidos, con el añadido de que el Getafe aprovecha muy bien los errores del rival y gestiona muy bien las ventajas cuando se pone por delante”. La argumentación pertenece a Jagoba Arrasate, entrenador de Osasuna, y la desarrolló en su comparecencia ante los periodistas el pasado sábado, un día antes del partido que ayer jugó y perdió su equipo en el Coliseum Alfonso Pérez, donde los rojillos aprovecharon sus dos ocasiones más claras de gol para marcar, pero encajaron tres goles de cabeza a su adversario, dos en sendos córneres y otro tras un centro lateral. Demasiadas concesiones que pusieron fin a su racha de dos victorias consecutivas a domicilio en la Liga.

Pese al aviso de su entrenador, Osasuna comenzó perdiendo porque la defensa perdió la marca del central Mitrovic, que en el primer saque de esquina del que dispuso su equipo aprovechó un gran servicio de Damián Suárez y un despiste monumental de la zaga del conjunto navarro para hacer el 1-0 a menos de diez minutos para la conclusión de la primera parte. Una defensa zonal permitió al futbolista serbio encontrar una zona libre para conectar un cabezazo sin necesidad de saltar (incluso agachándose, lo que imprimió más violencia y dirección al golpeo) para poner a su equipo con ventaja, renta que, no obstante, puso neutralizar Iker Muñoz antes del descanso en otro saque de esquina. Eso sí, no fue un remate directo, pues el canterano hizo gol después de un golpeo con la cabeza de David García y una dejada con los muslos de Aimar Oroz.

Había hecho lo más difícil Osasuna, pero en los minutos iniciales de la segunda parte volvió a sufrir el castigo del gol con otro certero cabezazo, en esta ocasión de Carmona y a centro de Diego Rico, después de un despropósito de jugada defensiva de los rojillos que, eso sí, pidieron falta de Mata a David García, acción que acabó con el central de Ibero en el suelo y sin la posibilidad de despejar. El árbitro no pitó nada.

No tardó el conjunto navarro en igualar de nuevo la contienda con un gol de Budimir de penalti que sobre él mismo cometió David Soria –¿por qué el cancerbero vio sólo la tarjeta amarilla y a Catena le enseñaron la roja directa hace quince días contra el Barcelona por un leve toque a Lewandowski?–, pero otro serbio, Maksimovic, castigó por tercera vez de cabeza la escasa contundencia defensiva de Osasuna a balón parado. La fe y fuerza del centrocampista del Getafe en su salto le reportaron como premio un gol y tres puntos para su equipo.