No es habitual que a estas alturas del año estemos con el aire acondicionado puesto. Ni veranillo de San Miguel ni leñes. Pero eso no puede impedir pensar que pronto vendrá el frío y que hay que ir mirando la ropa de abrigo de reojo. A Osasuna en Vitoria le pasó lo mismo. Tras un verano movidito decidió dejar a un lado los faustos estivales y centrarse en ir cogiendo abrigo para el invierno que está por venir. 

Así, los de Jagoba (sin Jagoba) hicieron el partido más pragmático de los que se le recuerdan esta temporada. Sin la exhibición de Vigo pero con su efectividad. Suficiente. Más que ello. 

Mientras el Alavés salió a por todas desde el principio, Osasuna se ató los machos y fue contundente en su área. Poco peligro trajo Kike García y compañía en ese rato. Y lo que lograron llegar se encontraron con Sergio Herrera.

El guardameta está para ser titular de Osasuna de seguido siempre y cuando no tenga nada. Que le arreglen las medias o lo que haga falta, pero que pueda tener cierta continuidad bajo el arco. 

Pero es que, además, a Osasuna en Vitoria también le salió lo del otro lado del campo. Arnaiz, desaparecido en partido y en temporada hasta ese momento, demostró que lo que mejor tiene es el gol. Zapatazo desde Pamplona y a limpiar las telarañas de la escuadra. No lo había merecido Osasuna, ni mucho menos, pero los merecimientos no te dan de comer como bien sabe Jagoba y los suyos.

A partir de ahí, los rojillos tuvieron dudas de cómo cerrar el partido y la expulsión del jugador del Alavés tampoco terminó por disiparlas. Tocó defenderse, cambiar de portero, y volver a sufrir un poco, aunque tampoco una barbaridad. 

Entonces Juan Cruz decidió que ya era suficiente, se marcó una buena jugada y activó a Budimir para que este sentenciase el partido. ¿Alardes? Ninguno. ¿Efectividad? Toda

Seguramente si hubiésemos estado del otro lado estaríamos escribiendo sobre sensaciones. Y con razón. Pero lo cierto es que los rojillos necesitaban un partido así para poder empezar a competir, especialmente en casa, como a ellos les gusta. Ir metiendo puntos en el zurrón. O ir sacando el abrigo, que luego llega el frío.