Parece poca cosa una hora, pero cada vez que hay que adelantar o retrasar los relojes los expertos, que los hay para todo, polemizan con viejos argumentos sobre su influencia en el organismo humano. En el fútbol, el límite de los 45 minutos es un tiempo de inquietud y nunca bien interpretado: mientras unos piden a coro “¡árbitro la hora!” los otros, los rivales, reclaman para sí los segundos desperdiciados en no hacer nada. Esto el cuerpo del hincha lo lleva mal y no digamos los entrenadores. La decisión de ampliar el margen de minutos de recuperación, conceder una oportunidad postrera, ajusta las cuentas a medias porque, por exceso o por defecto, tampoco contenta a nadie. Y menos al equipo que pierde.

A Osasuna ayer se le pasó la hora, en la primera y en la segunda parte. Por pasividad o por falta de tensión, los dos goles del Betis nacen en una de las esquinas del campo y con Isco como protagonista. En el 1-0, Peña no presiona lo suficiente al malagueño, que coloca el balón en el primer palo, donde William José se anticipa a Catena: pasaban 11 segundos de lo estipulado y no hubo cartel con anuncio de prolongación. En el 2-1, la pelota se pone en juego desde el banderín, con un rojillo contra dos béticos, Mojica vuelve a salir en la foto al repetir un despeje imperfecto para que Isco marque en el minuto 94.

Y ya no quedaba tiempo para más. Le pasó a Osasuna como a esos despistados que olvidan adelantar las manecillas en el horario de verano y llegan tarde a la primera cita, tarde para defender ese punto que era también a lo máximo que podía aspirar el equipo de Arrasate, inestable en defensa, fuerte en el medio campo y desaparecido en ataque. Porque los rojillos, como en el partido con el Granada, volvieron a apretar mucho en la disputa del balón, pero carecieron de juego por banda, pusieron pocos balones en el área y apenas dispararon a portería. Y perdieron el tiempo.

Osasuna no supo jugar ayer con el reloj en la mano, ni cuando tenía bajo control al Betis ni cuando fue capaz de empatar en el minuto 85. Tampoco con esa vuelta atrás que suponen en muchas ocasiones las decisiones del VAR: esa segunda vida tampoco la aprovechó el cuadro pamplonés. La revisión del penalti de David García sobre Assane Diao y la expulsión del capitán dieron marcha atrás tras el aviso de Del Cerro a Sánchez Martínez. Agarrón no hay, desde luego, pero una jugada calcada de Catena con Lewandowski acabó desencadenando la derrota de Osasuna ante el Barcelona. Ni los árbitros se ponen de acuerdo en la clasificación de las faltas ni los científicos en las bondades del cambio de hora.

Lo que está poniendo de manifiesto este primer tercio del Campeonato es que Osasuna lleva retrasado el reloj de los puntos respecto a años anteriores (el segundo más bajo en estos cinco cursos). El equipo presenta desfases de un partido a otro y le cuesta mantener la regularidad en sus actuaciones. Los dos goles recibidos ayer, por el momento en el que llegan, sacan a la luz lagunas que son impropias de un bloque con jugadores experimentados y consolidado en las últimas temporadas. Hay que volver a poner el reloj en hora.

Abde se sintió abandonado por el Barcelona en Osasuna.

Lo ha comentado el futbolista tras su salida del Barcelona. Abde se sintió abandonado durante su cesión a Osasuna: durante esos meses nadie del club azulgrana se puso en contacto con él ni le fue a ver. Eso le generó un desapego que le animó a salir y marcharse al Betis.