A Osasuna se le rompieron dos rachas en Girona, donde cayó y se quedó sin marcar después de cuatro jornadas sin conocer la derrota y marcando siempre al menos un gol. Y es que los rojillos perdieron su partido contra el segundo clasificado de la Liga (2-0), duelo al que llegaban después de haber sumado 10 puntos de los últimos 12 en juego y habiendo marcado al menos un gol en cada uno de sus últimos cuatro compromisos ligueros: 0-1 en Donostia contra la Real Sociedad, 2-0 contra el Cádiz en El Sadar, 1-1 en Las Palmas de Gran Canaria y 1-0 contra el Alavés en Pamplona.

El conjunto navarro no pudo aplicar la táctica que tan bien le había funcionado en sus tres últimos triunfos, basados todos ellos en una férrea defensa que le había permitido mantener su portería a cero y en la puntería de un enrachado Budimir, autor de cuatro de los últimos cinco goles rojillos. Pero, aunque el partido que completó Osasuna en Montilivi no fue malo, no funcionó ni una cosa ni la otra, pues el Girona tardó menos de un cuarto de hora en adelantarse en el marcador (con un gol de Portu en el minuto 13) y el equipo de Arrasate, pese a merodear el área del cuadro catalán, necesitó 73 minutos para realizar su primer disparo entre palos, obra de Moncayola con un derechazo desde la frontal.

Es cierto que el centrocampista de Garínoain pudo conseguir el tanto del empate en el minuto 38 con un tiro desde fuera del área en el que buscó la escuadra de la portería de Gazzaniga, aunque sin encontrarla, eso sí, por bastante poco, pero también lo es que Jorge Herrando evitó que Daley Blind marcara el segundo para el Girona en el minuto 59 y Sergio Herrera hizo lo propio al lucirse atajando un peligroso remate de Dovbyk a la salida de un córner. El que sí acertó con el 2-0 definitivo en el minuto 86 fue el brasileño Savio después de una buena combinación con Aleix García y una mejor finalización. Fue su manera de resarcirse del gol que un minuto antes le anularon por un placaje de Stuani a Unai García.

Osasuna nunca bajó los brazos, pero fue incapaz de marcar contra un rival que demostró una voracidad sólo frenada por un Sergio Herrera que evitó una goleada mayor al desviar a córner un mano a mano con Yan Couto cuando ya se jugaba el tiempo añadido.