En 1934 se reorganizó Juventud Vasca - Euzko Gaztedi - Mendigoizaleak, con excursiones dominicales. Los más veteranos, impulsaron Montañeros de Navarra, un año después, cuya primera salida fue al Auza en abril de 1936. Ese mismo año resurgió Euzkotarra, ya como Kirolzale Euzkotarra, regresando a Zapatería, 50, con una nueva generación encabezada por José María Abaurrea, Francisco Aguinaga, Estanis Aranzadi o Javier Ariz.
El club resurgió durante la Segunda República, pero fue duramente reprimido tras julio de 1936. Al menos medio centenar de montañeros y montañeras sufrieron directamente la represión. En ese contexto, el montañismo se convirtió también en un espacio de resistencia y supervivencia.
El 18 de julio de 1936, tras el golpe de Estado, comenzó en Pamplona una represión brutal, con detenciones, secuestros y asesinatos de republicanos y sus simpatizantes. La primera víctima fue José Rodríguez-Medel, Comandante de la Guardia Civil. Mientras, grupos como Euzkotarra y Euzko Gaztedi Kirolzale tenían previsto aquel mismo días excursiones al monte, pero fueron testigos de la violencia de los golpistas. La postura del PNV fue ambigua, por un lado, sufrieron persecución: asesinatos de militantes, encarcelamientos y exilios. Sus sedes fueron asaltadas por Falange, y el periódico La Voz de Navarra fue clausurado. Sin embargo, otros militantes, se alistaron en el requeté o Falange, motivados por miedo o ideología. Uno de sus dirigentes, Manuel Aranzadi, se retractó públicamente de sus ideas y sus hijos se unieron al requeté, aunque después pidió protección a un miembro del bando sublevado, a Rafael Latorre Roca, este episodio fue revelado en las memorias, Ganar la guerra, perder la paz publicadas en 2021: “Entre los asesinados figuraban un hermano de mi mujer, Eugenio Seminario Galicia, y los dos abogados de la familia, Enrique Astiz y José Andrés y un sinnúmero de amigos y conocidos. Realmente fueron unos días, muchos, sádicos hasta el extremo (...) llamando ’la atención de las autoridades sobre tan terribles excesos que a ciencia y paciencia de las autoridades o con su complicidad se estaban cometiendo no ya en Pamplona sino en todo Navarra donde reinaba un verdadero TERROR”.
Tres socios de Euzkotarra fueron asesinados y medio centenar, entre mujeres y hombres, represaliados.
Eugenio Seminario Galicia nació en Pamplona en 1885, era uno de los socios del Club Euzkotarra en 1927 y fue asesinado en Olave en 1936. Pertenecía a una familia conocida por su actividad comercial y benéfica, destacando su tío Francisco Seminario Izu, concejal del Ayuntamiento. La familia poseía varios inmuebles, incluyendo el edificio “Casa Seminario” en la Plaza Consistorial. Tras la muerte de su padre en 1923, Eugenio se hizo cargo del negocio familiar. En 1936, su madre presentó quejas por los altos impuestos.
Eugenio estuvo relacionado con el deporte desde joven. Fue uno de los fundadores del CA Osasuna en 1920 y promovió el ciclismo en Pamplona. En 1911 participó en el XIV Congreso de la Unión Velocípeda Española y fue elegido miembro del Comité Directivo. También estuvo vinculado a la producción vitivinícola y participó en varios cursos en la Escuela de Agrónomos.
En los años republicanos, Eugenio enfrentó varios problemas judiciales, como una acusación de tenencia ilícita de armas (absuelto en 1933) y una estafa por parte de una banda de timadores en 1934. Además, apareció en una lista de afiliados de Izquierda Republicana en 1934, partido que sufrió una gran represión durante la Guerra Civil.
El 26 de julio de 1936, Eugenio fue asesinado en Olave, siendo calificado oficialmente como víctima del “Glorioso Movimiento Nacional”. La certificación de su muerte fue firmada por su hijo y datada el 26 de diciembre de 1939. La versión oficial del franquismo sobre el asesinato fue un ejemplo del cinismo administrativo de la época.
Eladio Cilveti Azparren, aunque conocido por su vinculación con Osasuna, también fue uno de los fundadores del Euzkotarra en 1926 y una figura relevante del alpinismo navarro. Formó parte del Iruña FC y en 1919 fue portero del Club Sportiva. En 1931 se presentó a las elecciones municipales por el PNV y, en 1933, protagonizó una escisión de izquierda al fundar Acción Nacionalista Vasca. Fue muy activo en la vida cultural de Pamplona, y trabajó como agente comercial y publicitario.
En 1936, Eladio fue detenido y encarcelado bajo acusaciones relacionadas con su actividad política. Fue asesinado el 17 de enero de 1937 en Etxauri, y su muerte fue oculta con el añadido “desaparecido”. Testimonios posteriores destacaron su carácter noble y su rechazo a la violencia.
Juan Arrastia Regredo, miembro del Euzkotarra y montañero, fue una figura destacada del socialismo y sindicalismo navarro. En 1933, activista con su amigo Jesús Monzón en el Centro Vasco y había desarrollado su faceta deportiva como alpinista y futbolista. Su implicación política y sindical fue clara, formando parte del PSOE y la UGT. Durante la Guerra Civil, se refugió en Francia tras el estallido del conflicto, pero fue capturado tras la caída de Santander y fusilado el 28 de septiembre de 1937. Su hija Milagros recordó la tragedia de la guerra civil como una “incongruencia” que no tenía justificación.
El presidente -Isidro Zornoza- y el secretario -Antonino Goicoechea- de la Peña Alpinista Alsasuana, o el periodista y cronista Beguiluce (Alberto Lorenzo Lamas) de La Voz de Navarra también fueron asesinados, aunque los casos relacionadas con el montañismo pueden ser muchos más.
Otros montañeros socios del Club que sufrieron represalias, entre los que destacamos:
Antonio Sanjuan Cañete, nacido en Galicia, se trasladó a Pamplona en 1922 como militar y se integró rápidamente en la vida social. En 1926 fue socio de Euzkotarra y se dedicó a recorrer el Pirineo y los montes navarros. En 1928 fue elegido primer presidente de la Federación Vasco-Navarra. Durante la Guerra Civil, apoyó la República, siendo encarcelado y condenado a cadena perpetua por sus ideas republicanas y su pertenencia a una logia masónica. Tras pasar más de quince años en prisión, escribió ¿Por qué la tragedia de 1936?.
Santiago Cunchillos Manterola, fundador del PNV y abogado, también fue un destacado montañero y estudioso del Fuero navarro. Durante la guerra, huyó a Francia tras el avance franquista. Fue delegado del Gobierno vasco en Argentina para gestionar la acogida de refugiados. Tras sufrir un ictus, recibió ayuda de la Agrupación Navarra Republicana. A pesar de su salud debilitada, siguió siendo una figura activa en la comunidad navarra en el exilio, y fue conocido por su pasión por el montañismo.
Eduardo Aguerralde Mariezcurrena, en 1926 con 18 años, se unió a Euzkotarra y en 1934 fue miembro activo de Izquierda Republicana. Trabajó en la administración pública y en la industria hotelera de Pamplona antes de la guerra. Tras el estallido del conflicto, se trasladó a Madrid, donde se unió al Batallón Numancia, compuesto en su mayoría por vascos antifascistas. En 1939 fue ascendido a Teniente y formó parte del Estado Mayor de la brigada. Tras la victoria franquista, fue encarcelado y su familia sufrió represión: su hermano fue asesinado y su hermana estuvo prisionera en un campo de concentración.
Gregorio Velasco Troyas, joven montañero de Peralta, fue otro de los fundadores de Euzkotarra. Influenciado por sus ideales socialistas, se implicó en la política local y fue presidente de las Juventudes Socialistas. Fue director del semanario Trabajadores y adoptó posturas revolucionarias tras la Revolución de Octubre de 1934. Durante la Guerra Civil, fue director del periódico Ahora, y resultó herido en su labor informativa. Tras la derrota republicana, huyó a Francia y fue condenado por rebelión. Desde Argelia pasó a la URSS y tras 30 años de exilio regresó a España.
OTROS CASOS
En la cárcel Modelo de Barcelona falleció el vicepresidente de Montañeros de Navarra, Jose Javier Villafranca. Varios montañeros fue encarcelados: Gaspar Lekunberri, Francisco Echauri, Félix Azcona, Jerónimo Ariz, Francisco Torrent, Andrés Urdíroz, Luis Basail, Javier Andueza, Juan Azanza, Mariano Astiz, Mariano López Sellés, estos dos últimos fueron multados como fueron Jesús Rebota, Julio Ruiz Oyaga y Miguel Blanco Garmendia represión económica. En esta misma línea, contamos con el testimonio de Karmel Olazarán, que fue sancionado por la empresa donde trabajaba, con ocho meses sin sueldo por “separatista”, tiempo después tras conseguir un ascenso, le retiraron el mismo por orden ministerial en 1938.
Juan Viscarret, Manuel Martínez de Ubago y Mariano Barón fueron al exilio, como el caso señalado de las mujeres y de Santiago Cunchillos. Y otros montañeros fueron inhabilitados en sus profesiones: Fernando Echarri, Martín Escribano Goñi, Ciriaco Echauri Osinaga, Félix Tirapu, Ángel Irigaray, Moisés Urmeneta, Carlos Menaya, Luis Nagore, Benedicto Andiarena (cárcel e inhabilitación). Personas relacionadas con el alpinismo y el nacionalismo vasco no aparecen en el expediente administrativo de Euzkotarra, es el caso de Gaizka Urroz Polit, participó en un batallón de gudaris durante la guerra y se exilió en Venezuela. Pedro Domínguez Embid, Zapa, impulsor del esquí y del CD Navarra en los años 50, recibió la medalla al mérito, durante la guerra había sido miliciano de la CNT. Muchos años después, Juan Mari Feliú, toda una referencia en el montañismo navarro, sería encarcelado por exhibir dos veces la ikurriña en las cimas de los Andes y en Urbasa.
El caso de Auxencio Urrizalqui, socio del Euzkotarra y presidente de las Juventudes de Izquierda Republicana es totalmente rocambolesco. Su padre, Juan, asesinado en Valcardera y su madre expedientada por estar relacionada con una Red de evasión de refugiados que funcionó alrededor del Bar Osasuna, declaró ante el Juez recriminando a su madre la participación y amenazó con denunciarla si volvía acudir al Bar, para entonces Auxencio estaba afiliado a Falange.
FUGA DE EZKABA Y MONTAÑEROS
El 27 de mayo de 1937 la Comandancia militar de Bidasoa informaba al Gobierno franquista que Antxon Bandrés (presidente de la Federación vasca) se encontraba en la localidad de Sara tratando de ayudar a los evadidos del Fuerte de San Cristóbal, entre ellos, Andrés Espinosa, miembro de la Federación. La fuga fracasó por el desconocimiento tanto de la orografía y de los caminos de los evadidos. Los afiliados del PNV en Ezkaba (entre los que figuraba el osasunista Txomin Meaurio) decidieron no participar al comprobar que no había plan de fuga ni infraestructura fuera.
Resulta curioso la siguiente fotografía “obtenida en un momento de fraternal convivencia, entre republicanos vascos repatriados, y requetés navarros, del Tercio de Roncesvalles, sobre la cumbre de La Rhun (900 m), a unos diez metros de la muga, en el lado navarro. 23 de abril de 1938 a las 16 horas. Aparece Bandrés. Nombre de uno de los requetés: Eusebio Zapata”. Fuente: Mendiak. Enciclopedia de la montañas de Euskal Herria.
Todo este proceso quedó abruptamente interrumpido por el golpe militar y la guerra. Tras la contienda, Montañeros de Navarra, fundada por socios de Euzkotarra, tuvo una breve reactivación en 1940, pero acabó disolviéndose por exclusiones impuestas por Falange Española.
Aun así, medio siglo después, aquellos 22 representantes que acudieron a Elgeta se habían transformado en 4.000 montañeros federados en 1976, herederos de una tradición donde deporte, política y cultura caminaron inseparablemente en Navarra.