Osasuna tiene este sábado (16.15) un partido difícil porque el Rayo Vallecano hace cuentas para la permanencia y a los rojillos les pilla en un momento peliagudo, con bajas importantes en el equipo y un bajón emocional tras la derrota con el Valencia, un encuentro con la carga añadida de haber servido para mantener las esperanzas de pelear por una plaza europea. Por eso, hay que rescatar motivación para buscar un final de temporada lo más interesante posible. Quedan 21 puntos en juego y se debe seguir en una pelea que redunde en una buena clasificación, en un exitoso curso con la permanencia holgada en Primera. Es decir, cumplir con el deber en este campeonato en el que es un lujo y reto competir a cada curso. Pero es un encuentro exigente porque hay que igualar la intensidad de un contrincante necesitado y, después, competir con acierto.

Osasuna tiene un buen ejemplo del partido del lunes, en El Sadar frente al Valencia, donde fue muy superior a su oponente pero le faltó criterio y tranquilidad para operar correctamente en los últimos metros. 

Arrasate cuenta con bajas importantes para jugar en Vallecas porque la ausencia de Budimir aumenta mucho la precariedad en ataque. No hay equipo que no se resienta a la ausencia de un futbolista con 16 goles en su cuenta. El delantero croata estaba en un gran estado de forma y eso no se puede suplir, pero por contra tendrá que ser un argumento favorable el entusiasmo que se le supone a Raúl García de Haro. Al delantero le va a corresponder ser la alternativa durante varios partidos seguidos y eso es un buen campo para partir con confianza y mostrarse, dejando de un lado la presión de la urgencia de lo momentáneo. Osasuna va a jugar con un futbolista distinto en el ataque pero para la misma misión, la del gol.

Arrasate se ha llevado a veinte jugadores, entre ellos los hombres del filial Stamatakis, Osambela y Svensson, y también a Sergio Herrera y Mojica, que están también listos tras superar sus problemas físicos. Osasuna desarrolló un buen trabajo ante el Valencia solo emborronado por el resultado. El técnico de todos modos puede alimentar el estímulo en el equipo con la presencia de algún no habitual.

El Rayo tiene un buen conocimiento de los rojillos porque su entrenador estaba hace muy poco tiempo en el vestuario de Osasuna. Iñigo Pérez conoce a un buen puñado de futbolistas y, por supuesto, a Arrasate con quien ha compartido años de experiencia en Numancia y Osasuna. Hay pocas sorpresas.