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Segunda parte de la entrevista
Vicente MorenoEntrenador de Osasuna

"Mi padre siempre ha sido muy crítico conmigo y tras el 0-0 en Mestalla estaba indignado”

El entrenador de Osasuna desvela que no le dirigió la palabra por considerar que los rojillos tenían que haber ganado

"Mi padre siempre ha sido muy crítico conmigo y tras el 0-0 en Mestalla estaba indignado”Oskar Montero

Vicente Moreno Peris (49 años, Massanassa, Valencia, 26/10/1974) habla en esta segunda entrega de la entrevista con DIARIO DE NOTICIAS de su familia, de la adaptación a Pamplona y de su equipo de trabajo en Osasuna. También de su perro Blas. “Está en Valencia y antes del 4-2 contra el Barça mis hijos le hicieron una foto con la camiseta de Budimir y me la mandaron”. Había pedido el apoyo de las mascotas en la víspera y dio ejemplo con la suya.

¿Ha tenido tiempo de conocer algún rincón de Pamplona o Navarra?

–Sobre todo la parte del centro de la ciudad porque es donde vivo y me obligo, no digo todos los días, pero sí siempre que puedo, a dar un paseíto con mi mujer por la noche cuando llego a casa. La verdad es que estoy encantado porque Pamplona es una ciudad muy cómoda, todo está relativamente cerca, enseguida se nota que es una ciudad de nivel y hay gente muy educada que a la hora de decirte cosas va con mucho respeto y mucho cuidado.

¿Conoce los Sanfermines?

–No había tenido la suerte de conocerlos hasta este año, cuando ya había fichado por Osasuna. Estuve viendo un Encierro, alguna corrida de toros y también me vestí de blanco y rojo. Había escuchado cómo eran las fiestas porque muchos amigos han venido y estamos hablando de unas fiestas importantes. Soy una persona tranquila, no había estado y me gustó muchísimo San Fermín. Hay muy buen ambiente. Yo soy más de salir de día que de noche, pero sé que son unas fiestas para todos los gustos.

¿San Fermín o Fallas?

–Tampoco soy muy fallero, pero me gusta ir a Valencia todos los días en la Mascletà cuando he podido, aunque es verdad que llevo 25 años fuera de Valencia y pocas veces he estado en marzo sin trabajar. He podido disfrutar muy poco de las Fallas, aunque la temporada pasada sí que vi la Mascletà. Son fiestas diferentes, pero la de aquí es muy disfrutona.

Durante este segundo parón se va a Massanassa. ¿Desconexión?

–A medias, porque tenemos el curso de reciclaje que tenemos que hacer los entrenadores cada tres años para renovar la licencia y voy a tener poco tiempo de disfrute. Lo voy a hacer online, aunque se puede hacer presencial en Madrid. Entre viernes, sábado y domingo tienes que hacerlo. Tengo que estar las horas delante del ordenador, pero por lo menos veremos a nuestros hijos, que los tenemos estudiando en Valencia, y al resto de la familia.

“Pamplona es muy cómoda, con gente muy educada y enseguida se nota que es una ciudad de nivel”

¿Cuántos tiene?

–Tengo una hija de 21 años y un hijo de 20. Están estudiando en Valencia y por eso ahora mi mujer y yo somos los que nos desplazamos cuando vamos a vivir fuera de Valencia. Los dos han sido muy prematuros porque, al final, los hijos de las personas que nos movemos tanto se hacen muy independientes y es algo a lo que te tienes que acostumbrar y respetar.

Primero fue futbolista. Luego entrenador. De no haber sido una cosa ni otra, ¿a qué se hubiera dedicado?

–Es difícil responder porque siempre tuve muy claro que quería ser jugador de fútbol; y después, que quería ser entrenador. Esa inquietud de entrenador la tenía cuando jugaba. Recuerdo estar jugando en Primera División con el Xerez y a la vez entrenar a un infantil del club. Siempre fui más o menos bien encaminado y no tuve tiempo de pensar en otra cosa. Estuve primero en la cantera del Levante, después en la del Valencia y ya tuve que salir de allí para jugar en el fútbol profesional. Y cuando dejé de jugar, al día siguiente estaba entrenando a mis compañeros. No he tenido demasiado tiempo para pensar en algo diferente al fútbol. De alguna manera estaba hecho para esto. Es algo que se me ha dado bien.

¿Nunca se planteó una alternativa?

–Es verdad que por eso de que miramos a nuestros padres, como el mío fue electricista y alguna vez cuando era pequeño le acompañé para echarle un cable en alguna instalación de algún edificio, era algo que no me disgustaba. Pero la verdad es que en ningún momento me dio tiempo a pensar en otra cosa que no fuera fútbol.

Habla de su padre. ¿Cómo se encuentra?

–Mi madre falleció en un accidente justo la semana de mi fichaje por Osasuna y tenía 82 años, como mi padre, que es una persona a la que le gusta el fútbol, que ya ha tenido la oportunidad de venir a Pamplona y disfrutar de algún partido. Se fue encantado de la vida porque El Sadar es un estadio precioso que no te crees que tenga la capacidad que tiene. Cuando vienes y estás, siempre tienes la sensación de que tiene mucha más capacidad de la que realmente tiene. Es muy bonito y la gente aprieta mucho.

“Nunca he tenido demasiado tiempo para pensar en algo diferente al fútbol; estaba hecho para esto”

Dice que a su padre le gusta el fútbol. ¿Le lee mucho la cartilla?

–Siempre, tanto de jugador como de entrenador. Recuerdo cuando terminaban los partidos de jugador. Ya podía haber metido tres goles, que siempre me decía lo que no había hecho bien y teníamos unas discusiones... Mi madre, la pobre, ponía un poco de paz, pero eran pocas las veces que me decía cosas buenas. Alguna vez sí, pero tenía que ser que hubiera metido cuatro goles y que hubiera hecho un partidazo. Y a veces ni así. Pocas veces me daba el mensaje positivo. Y luego como entrenador, casi lo mismo. Muchas veces le digo: “Mañana te vienes al vestuario y les explicas tú a los jugadores”. Es una persona a la que le gusta mucho el fútbol y que el hecho de tener un hijo que ha jugado y que luego ha sido entrenador le ha hecho vivirlo con más pasión y con más sufrimiento, porque no sé si realmente lo disfruta o lo sufre.

¿Le felicitó tras el 4-2 contra el Barça en El Sadar?

–Después del Barça estaba contento, pero recuerdo cuando salimos después del partido del Valencia, que estaba fuera del estadio y el tío estaba enfadadísimo porque habíamos empatado y prácticamente ni me dirigió la palabra. Estaba muy indignado (risas).

Hablemos ahora de su equipo de trabajo.

–He venido con los dos Danis, Pendín y Pastor, que son mi segundo y el preparador físico, respectivamente, y con Ramón Alturo, que se incorporó a nuestro equipo la temporada pasada, pero con el que ya estuve dos años en el Espanyol. Pero me gustaría destacar a la gente de la casa, porque es gente que está muy preparada, que conoce el hábitat y que es muy útil para la persona que llega, sobre todo para la adaptación. Ahora tenemos a Richard (Sanzol, preparador de porteros), a Juantxo (Martín, preparador físico), a Pablo (Iriarte, preparador físico)... Son personas que nos hemos encontrado aquí y que yo considero exactamente igual de mi cuerpo técnico como si las hubiera traído yo.

Pero le pregunto por el equipo que ha llegado junto a usted.

–El segundo entrenador, que es Dani Pendín, lleva trabajando conmigo desde que fuimos a Mallorca (temporada 2017-2018), al igual que Dani Pastor. Llevamos juntos los tres años de Mallorca (2017-2020), los dos en el Espanyol (2020-2022), el año de Arabia (2022-2023), los siete partidos del Almería (2023) y actualmente aquí en Pamplona. Es mucho tiempo y al final se generan lazos personales más allá de lo profesional.

¿Cuándo empezó todo?

–Dani (Pendín) fue compañero mío en el Xerez y siempre mantuvimos la relación; y Dani Pastor, a pesar de que los tres somos de la misma quinta, del 74, y tenemos la misma edad, ya lo tuve de preparador físico como jugador del Xerez y acumula mucha experiencia. Lo conozco desde entonces. Cuando fui a Mallorca, después de mi etapa en Tarragona, rescaté a Dani (Pendín), que colgó entonces las botas porque todavía estaba jugando, aunque a nivel amateur, y a Dani Pastor, que llevaba cuatro años en Rusia trabajando en el Zenit.

“Nos da valor como club y equipo tener tres internacionales”

Osasuna ha perdido durante este parón a Ante Budimir, Enzo Boyomo y Bryan Zaragoza, convocados respectivamente por las selecciones absolutas de Croacia, Camerún y España, circunstancia que Vicente Moreno considera positiva. “Nos da valor a todos”, admite el entrenador del conjunto navarro, que se explica: “Primero les da valor a ellos, aunque tampoco hace falta que se los lleve la selección para saber que son buenos jugadores. Y también nos da valor como club y como equipo. Al final quiere decir que estamos haciendo bien las cosas y entiendo que para Osasuna es importante tener jugadores internacionales, no solo los que actualmente han ido con sus selecciones absolutas, sino que, por ejemplo, Aimar ha logrado el oro en los Juegos de París y Moncayola la plata en los de Tokio”.

El preparador rojillo añade a esta opinión genérica una personalizada de cada uno de los tres internacionales. Empieza con Budimir: “Tuve la fortuna de encontrármelo ya en Mallorca. Entonces era un jugador importante a nivel personal y profesional, pero ha tenido un gran crecimiento desde aquella época. De esa relación Osasuna-Budimir se han beneficiado las dos partes. Es un ejemplo y tener a este tipo de jugadores hace que todo el mundo se fije en ellos e invite al resto a seguir un poco la línea que él traza”.

De Bryan opina que “es el típico jugador talentoso al que hay que tratar de dar el escenario correcto”. “Tiene que aparecer, tiene que dar el nivel y tiene que marcar la diferencia, pero, como todo jugador talentoso, siempre tiene esos problemas de continuidad”, añade el técnico, que reconoce que, cuando le hablaron de la posibilidad de conseguir su cesión, “lo veía difícil, pero Braulio tiene siempre las ideas claras de lo que quiere”.

Y termina hablando de Enzo Boyomo. “Cata y Braulio tenían muy claro su fichaje, pero hay que dar ese paso de pagar un traspaso importante por un jugador que llevaba tres partidos en Primera”, ensalza Moreno, que alineó al futbolista francés de origen camerunés nada más llegar: “Siempre es difícil tomar esas decisiones porque venía jugando Jorge (Herrando), un chico que tiene mucho nivel y entregado a la causa, pero uno decide pensando en el rendimiento inmediato”.