Entre Osasuna y Espanyol no pasa nada

La única acción que alteró el tono gris del encuentro fue la gran intervención de Sergio Herrera. En la única tentativa entre los tres palos digna de ser tenida en consideración, el portero rojillo voló de derecha a izquierda para sacar una mano de no se sabe dónde y mandar a córner la tentativa de Pol Lozano. Semejante suceso se produjo en el último cuarto de hora del partido. Hasta ese momento, no había sucedido casi nada. Y así se quedó hasta el final, todo metido en el confuso camino de las buenas intenciones.

Puntuar en el campo de un equipo que se está jugando el descenso no es fácil, pero sí es una prueba para el carácter y para el nivel de un conjunto que, como en el caso de Osasuna, definitivamente quiere jugar la Liga de los arriba. Por eso, el encuentro en el estadio del Espanyol era una cita peliaguda por ese factor añadido, el de la desagradable exigencia de la necesidad. Un equipo con argumentos también tiene capacidad para saltarse cualquier guion en contra, pero no resultó para ninguno de los dos.

Ante uno de los rivales más flojos de la temporada, con menos recursos -el Espanyol demostró estar muy alejado de la clase media de la competición-, Osasuna no fue capaz de imponerse en juego -algunas veces quizás- ni en ocasiones. Los rojillos se hartaron de pasarse la pelota, de darle vueltas al círculo de la posesión, pero no mordieron. De hecho, la estadística no refleja un disparo entre los tres palos, un dato de peso que aminora el valor de la hegemonía con el balón. Vicente Moreno había presentado una alineación aparentemente afilada, con Budimir y Raúl García codo con codo, pero a la postre tampoco fue un remedio para la ocasión.

El primer tiempo, sin intervención alguna de los porteros, se completó como un oscuro ejercicio de falta de codicia y de acierto. Al Espanyol le duraron diez minutos las ansias por controlar el partido y Osasuna gestionó el primer acto sin un susto, también sin apretar. En la segunda mitad, los rojillos saltaron con un ímpetu distinto que no permitió que el Espanyol mostrara su animación. Un par de tentativas de Aimar Oroz y Raúl García, ésta después de la mejor jugada de Osasuna en todo el encuentro con intervención previa de Aimar y Budimir, aparentaron que quizás podía cambiar algo.

Osasuna cambió con la entrada de Rubén Peña en el partido -en lugar del lastimado Raúl García, muy golpeado por sus rivales- ya que en una de sus primeras aventuras un defensa se cruzó en una acción con remate a puerta que acabó en córner, y en el tiempo de descuento protagonizó un robo que cortó después el meta Joan García cuando su centro llevaba toda la mala intención. Entre una y otra acción, Sergio Herrera impidió que las cosas se sacaran de quicio y dejó el marcador a cero. A uno en puntos.  

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Mejores imágenes del Espanyol-Osasuna Sandra Dihör (LOF)