Juez de línea del Tenerife-Osasuna: Aprovechamiento de recursos
Los rojillos pasan de ronda tras definir la eliminatoria ante el Tenerife en el primer tiempo y contemporizar en el segundo sin sufrir nunca por la clasificación
No podemos despachar este tercer capítulo de la Copa con el tópico de misión cumplida. Osasunarentabilizó la superioridad efectiva de su calidad como equipo y hombre a hombre, además de una estabilidad emocional de la que también carece el Tenerife. Poco más. Aunque conociendo al equipo de Vicente Moreno, no caben confianzas ni ante el último de Segunda división. Esto ya sería suficiente para celebrar el pasaporte a octavos de final (y siempre intervendrá alguien que traerá a colación la eliminación del Mallorca de Arrasate ante un 2ª RFEF). Pero tan importante es el pasar de pantalla como los medios que empleas para conseguirlo. Y en este caso cuando el entrenador ha puesto en el campo al 80% de su estructura titular. Hay que aplaudir, sin embargo, que Vicente Moreno no interpretara el compromiso como una segunda opción y compusiera una alineación de partido de Liga.
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La Copa va cargada de gotas de veneno y las víctimas de cierto rango dan cuerpo a leyendas como la del Numancia o, en esta temporada, la del Pontevedra. De ese equipo con mayoría de titulares también esperaba el aficionado un comportamiento a tono. Por ahí es por donde Osasuna volvió a transmitir malas sensaciones, a convertir un encuentro que parecía sedado para el minuto 25 en un partido abierto en el que el presunto favorito dejó que creciera el supuesto condenado. Y no son buenos tiempos para mostrar debilidades. Osasuna estuvo desatinado en ataque; pueden calificarse de goles bastardos los dos que saltaron al casillero de los rojillos. Los rojillos generaron más en las áreas pero sin la colaboración de los rivales no llevaron más balones a la red.
Ante la alarmante falta de especialistas en banda que alimenten al depredador Budimir (excepción hecha de un Rubén García que sin desborde busca una interpretación eficaz del juego), Vicente Moreno recurre a Peña, a Areso, a Moncayola con el partido muy avanzado o a Aimar Oroz flotando por la izquierda. A todo esto, Bretones se mostró reticente toda la tarde a buscar la línea de fondo y cuando le echó jeta le faltó convicción. En el banquillo tampoco había recursos para sostener ese dibujo; ni para probar con otro reparto del espacio. Que no aparecieran en la eliminatoria ni Moi Gómez ni Pablo Ibáñez –a Iker Benito le han mandado a Miranda de Ebro a hacer otro cursillo– también es sintomático de las habilidades del entrenador en el manejo de la plantilla.
Sus planes volverán a pasar un examen en la reanudación del Campeonato en la casa del Atlético de Madrid; me refiero a la posibilidad de repetir con Herrando, este sábado objetivo de las estrategias a balón parado tanto en el palo largo como en el corto (y discutiendo la autoría del primer gol a Enric Gallego). También para fomentar la competencia en el pivote, para que Iker Muñoz vuelva a sentirse importante después de que Torró pintara de gris su partido. Pero bueno, más que una aportación bienintencionada lo anterior parece una carta a los Reyes Magos. Mientras Braulio Vázquez busca un mirlo blanco (o dos), el reto para el entrenador es sacar mayor aprovechamiento de toda la plantilla y no solo de doce o trece jugadores, sin olvidar que en el Promesas hay chicos con ganas y condiciones esperando una oportunidad.