El partido en el campo del Atlético de Madrid decide este domingo el campeón de invierno. Es un título honorífico que señala al primer clasificado al final de la primera vuelta y que, a su modo, cataloga su ganador como uno de los aspirantes al campeonato final que se decide en mayo. El Atlético viene lanzado con una racha de trece victorias seguidas en todas las competiciones y a Osasuna le corresponde ser el aguafiestas de tanta felicidad encadenada.

Los rojillos, además, han sido los últimos en el Metropolitano en Liga. Fue la temporada pasada en el penúltimo partido del campeonato (1-4). Resultó un encuentro espectacular con goles de Raúl García de Haro, en dos ocasiones, Aimar Oroz y Lucas Torró. El tanto local fue obra de Morata. Osasuna ya sabe lo que resulta estropear la fiesta y saltarse las rutinas porque la victoria de la Lga pasada rompía un periodo de catorce años sin ganar por allí. El Atlético, de todos modos, venía haber logrado su clasificación matemática para la Liga de Campeones en la jornada anterior.

Con la tradición quebrada en la cita del pasado curso, parece que otras dificultades le esperan a Osasuna impuestas por el momento de forma de su rival y de sus necesidades. Al equipo de Simeone solo le valen los tres puntos para asaltar la primera plaza y vestirse con la corona de rey de invierno. Un triunfo para llegar a los 44 puntos, superar en uno al Real Madrid y, de paso, dar de comer a sus números gordos.

El Atlético solo ha perdido un partido esta temporada en Liga –en el campo del Betis (1-0)–, en su estadio está invicto y tan sólo ha cedido dos empates –Espanyol (0-0) y Real Madrid (1-1); en la Champions sí hubo derrota, a cargo del Lille (1-3)–. Además de pretender sumar su decimocuarta victoria seguida –en todas las competiciones–, también buscan ante Osasuna la sexta consecutiva en el Metropolitano en la competición regular. Todo señala que lo que sea salirse de este carril de circunstancias y velocidad en contra será considerado como dar la campanada.