Primero, los cuatro motivos para el pesimismo: 1. El Real Madrid ganó en Manchester –si hubiera perdido, vendría con la mente en el City y rotaciones hasta con jugadores del Castilla–. 2. La Liga está tan apretada ahí arriba –Real Madrid (50), Atlético (49), Barça (48)– que los merengues no pueden darse el lujo de tontear en este partido. 3. La cruel estadística reciente: dos empates y seis derrotas en sus ocho últimas visitas a El Sadar, donde no pierde desde enero de 2011. Y 4. La insoportable presión contra los árbitros que Florentino y los medios madridistas han organizado desde la derrota ante el Espanyol, y que se suelen cobrar en partidos como el de mañana.

Pero no todo está perdido: el equipo de Vicente Moreno brilla en los partidos complicados –Barça en la Liga, Athletic en la Copa...–; el equipo no tiene que rotar; Ancelotti tiene más gente en la enfermería que sana; y, venga, que ya va tocando reverdecer laureles. Por tanto, a por ellos.