No hay mal momento, ni excusa para estar junto a tu equipo. A pesar de que la tarde seduzca para irse a la piscina, al río, a la playa, a huir del asfalto, al aficionado de Osasuna le tira quemarse en El Sadar, salir sudadico del estadio y luego se verá. Por lo menos, eso dice la asistencia en el encuetro del debut de los rojillos ante su parroquia porque el primer partido en casa de la temporada tuvo más aficionados que en quince de la pasada Liga.
El interés por el nuevo proyecto, la curiosidad por los métodos del entrenador debutante, esperar que Budimir sea el de siempre, que Sergio Herrera ruja tras cada parada, que el equipo gane, en la práctica y como resumen, no fallar a los jugadores rojillos, hizo que a 32 grados en una tarde del turbio mes de agosto pamplonés, 21.226 espectadores, según datos del club, se dieran cita en El Sadar.
Con los condicionantes de alrededor, incluso son ellos, la cifra aislada es elevada, pero situándola en el contexto de los datos más próximos, los del curso pasado, la asistencia resulta cuando menos muy llamativa.
Más que en 15 partidos del año pasado
Los espectadores del partido ante Valencia superan a los de quince encuentros de Liga de la campaña pasada y solo se salvan de esta carrera de aficionados los que suelen acabar por delante a cada curso. Ante el Barcelona, 22.322 espectadores, Athletic, 22.030, Real Sociedad, 21.678, y Real Madrid, se dieron cita más hinchas que en la cita inaugural del domingo pasado. Está claro que la tendencia con estos equipos no va a cambiar, porque estos cuatro rivales son los clásicos en cuanto a expectación de la afición –rivalidad, morbo y calidad del oponente se reúnen en la ecuación–, pero habrá que ver cómo se sostiene frente a otros conjuntos y si esto solo tiene que ver con el poder de atracción de los rojillos.
Osasuna se movió en unos parámetros interesantes para su estadio –con capacidad para 23.576 espectadores, a la espera de atacar una ansiada ampliación–, y en esta jornada de Liga estuvo solo por encima de la asistencia en dos campos –en el resto pesó como siempre la población y el interés del evento–. En el Mallorca-Celta estuvieron 16.274 espectadores y en el Villarrea-Girona, 18.195. El más cercano por arriba fue el Levante-Barcelona, con una asistencia de 23.415 espectadores.