Después de las nueve primeras jornadas de Liga, los números confirman una tendencia alentadora para el nuevo Osasuna de Alessio Lisci. El conjunto rojillo acumula tres puntos más que la temporada pasada frente a los mismos rivales, un dato que, aunque pueda parecer modesto, refleja una pequeña progresión en el arranque del proyecto del técnico italiano.
Lisci, que llegó con la misión de cambiar muchas cosas aún no ha dado con algunas teclas en el equipo, pero, al mismo tiempo, introducir matices en el juego que empiezan a dar resultados. Osasuna sigue siendo un equipo intenso, sólido en defensa y comprometido en el esfuerzo colectivo, pero poco a poco ha ido mostrando una mayor intención con balón y una mejor gestión de los momentos del partido, algo que en temporadas anteriores le había costado puntos.
Balance de resultados: pequeñas mejoras que suman
El análisis comparativo con la temporada anterior muestra un panorama equilibrado pero favorable. Osasuna ha mejorado sus resultados frente a Valencia (+2), Rayo Vallecano (+2) y Getafe (+3), tres partidos donde el equipo fue más efectivo y mostró una personalidad más firme en los tramos decisivos. Todos ellos en casa, evidentemente.
Ante el Villarreal, el resultado fue idéntico, mientras que los enfrentamientos frente al Espanyol (-1), Las Palmas/Elche (-2) y Betis (-1) dejaron un balance ligeramente negativo. En cambio, los duelos ante los gigantes, Real Madrid y Atlético de Madrid, se repitieron con el mismo desenlace.
La suma total deja un +3 en el cómputo general, un indicador de que el equipo no solo mantiene el nivel competitivo del curso pasado, sino que empieza a encontrar pequeñas mejoras en partidos que antes se le escapaban. En una liga tan igualada como la actual, esos tres puntos extra pueden marcar diferencias importantes a largo plazo.
Fortaleza en El Sadar y regularidad como meta
Otro aspecto positivo ha sido el rendimiento en El Sadar, donde el equipo se ha mostrado fiable y ha logrado convertir los empates del pasado curso en victorias. El apoyo de la afición continúa siendo un factor diferencial, y el cuerpo técnico ha sabido aprovechar esa energía para construir una base sólida de resultados como local.
Fuera de casa, en cambio, aún se aprecian muchas lagunas a cubrir. Osasuna ha competido bien la mayoría de los partidos, pero le ha faltado algo de contundencia para transformar buenas actuaciones en puntos.
Un proyecto en crecimiento, sin precipitación
El balance de +3 puntos no es un motivo para lanzar las campanas al vuelo, pero sí una señal clara de que el equipo no está a la deriva. Pese a la mala sensación que deja el no haber sumado ningún punto fuera de casa y ser el peor visitante a nivel europeo, el cómputo global es positivo.
Ya dijo Braulio antes del partido del Metropolitano que había que tener paciencia y, la verdad, es que los resultados comparativos logrados ante los mismos rivales ayudan a calmar el nerviosismo que transmite el equipo fuera de casa, que es sin duda donde más está costando.
En definitiva, Osasuna firma un arranque de temporada discreto en las formas pero positivo en el fondo. Los tres puntos extra frente a los mismos rivales del año pasado son el reflejo de un equipo que crece sin estridencias, paso a paso, bajo la dirección de un entrenador que transmite serenidad y método.
El reto ahora será mantener esa línea ascendente, consolidar la fiabilidad en casa y sumar con más frecuencia a domicilio. Si lo logra, Osasuna puede aspirar a una temporada tranquila y quizá, con algo de continuidad, mirar de reojo los puestos que dan acceso a Europa.