Ya quedó dicho por los protagonistas después del último partido de Liga, que solo el agónico punto rescatado en el tiempo de descuento ante el Mallorca (2-2) tendría su verdadera dimensión si se añade a los tres del encuentro ante el Levante, que además es un rival directo en la lucha por la permanencia. Osasuna se ve obligado a jugar a principios de diciembre un partido con tintes de final porque él solito se ha metido en la zona de los apuros, porque ha venido obteniendo resultados negativos –dos puntos fuera de casa de los 24 posibles, por ejemplo– y ha sufrido el empobrecimiento de su propuesta, con problemas en defensa –falta de contundencia en ocasiones– y ausencia de acierto –no se gana desde principios de octubre–. Cuando todos estos factores se reúnen, los problemas acaban por llegar. Que hayan aparecido más o menos pronto también es sinónimo de que existe margen para la toma de decisiones, si hay que tomarlas, y para redirigir el rumbo.

A esto también se debe agarrar Osasuna, a que tiene muchos puntos que disputar, y a que hubo una reacción en los dos últimos encuentros, en Liga ante el Mallorca y en Copa en Zaragoza frente al CD Ebro (3-5). En los dos se anduvo en apuros y en ambos se logró o empatar o remontar. La confiaza se siembra de cualquier modo.

Osasuna ya sabe que le espera con el Levante un partido duro, un encuentro exigente en toda regla porque habrá que estar al nivel de intensidad del rival, que está jugándose la vida en la categoría, acaba de cambiar de entrenador y, por encima de todo, siente la necesidad de reaccionar. Si las cuentas de Osasuna son claras y son las de alejar a seis puntos a un rival directo, las del Levante son las de empatar a puntos con los rojillos y no descolgarse en el fondo de la tabla. El choque de necesidades no suele ayudar a la tranquilidad en el juego y este lunes parece que el miedo a perder es un factor a tener en cuenta.

Lisci recupera a Alejandro Catena y Arguibide, bajas en Palma por sanción por acumulación de amonestaciones, pero la principal novedad en la convocatoria es el regreso de Valentin Rosier. El lateral francés se lesionó ante el Atlético de Madrid, el 18 de octubre, y su baja prolongada, a la que se unió después la de Iker Benito, se convirtió en uno de los grandes problemas de la defensa. Rosier vuelve a la citación y solo falta saber si tendrá sus opciones de jugar. Con hombres para el flanco derecho de la defensa, el regreso de Moncayola al centro del campo –el apagafuegos de los últimos encuentros para el lateral– parece más que probable.

El Levante sentará a un nuevo entrenador en el banquillo tras el relevo de hace una semana. Su cambio queda refrendado por la situación clasificatoria, aunque el mal rendimiento está siendo en casa porque fuera ha sumado ocho puntos. No podrá contar para este encuentro con los lesionados Espí, Matías Moreno ni Unai Elgezabal. Del Moral confiaba, según explicó en la rueda de prensa previa, en poder incorporar a última hora a Dela y Pablo Martínez, pero no ofrecerá la convocatoria hasta hoy. El internacional camerunés Etta Eyong es su peligro en ataque.