Si una persona vivió con más emoción la tarde de este miércoles en El Sadar aparte de Mai Garde, esa fue su padre José Luis. Ya al entrar a la sala de prensa Michael Robinson se le vio sonriente, pero una vez se puso a hablar su hija sus ojos se pusieron vidriosos.

Gracias a mis padres por vuestro apoyo incondicional, la educación que me habéis dado, desviviros por mí y darlo todo para que esa niña que tenía un sueño pudiera cumplirlo”, agradeció Mai Garde en la nota que leyó.

Su padre aseguró que estaba “con mucha pena pero a la vez con la alegría de que se ha retirado cuando se tenía que retirar, en plenitud de facultades”. Aunque reconoció que “al final las lesiones le han trastornado el tema y no va a poder acabar la temporada como le gustaría a ella, jugando”.

Pero para llegar al final del camino, han pasado por situaciones muy incómodas: “Ha luchado muchísimo para que las crías pequeñas no tengan que pasar lo que pasó ella. Sobre todo con la antigua directiva, que fue triste. Cuando Osasuna deshizo el femenino le truncó su progresión y la mejoría. Fue lo más duro que he pasado en toda su carrera”.

O como cuando jugó en el Amaya: “Ascendieron a Segunda y el dinero que les dio la Federación se lo gastaban en los chicos, que jugaban en el campo de hierba y ellas tenían que quitar nieve y agua para jugar. Lo más triste era que el árbitro se iba a otro sitio donde se le pagaba más, y yo, que me apuntaba a todas, salí a arbitrar”.

"Mejores que ella habrá cuarenta mal, pero en en pundonor, compromiso y garra pocas"

Cuando echa la vista atrás, José Luis Garde admite que lo que ha conseguido su hija “es un honor e increíble. Pensé que era algo que nunca nos iba a ocurrir, siendo fútbol femenino, donde las he visto de todos los colores”.

José Luis Garde, segundo por la izquierda, en la sala de prensa este miércoles con la familia. Foto: Patxi Cascante

Y es que tiene historias para dar y regalar. “Me jugaba la vida porque encontrasen un equipo para jugar, tanto Mai como Bea. Su hermana no tuvo suerte con las lesiones y lo dejó antes, pero Maite, su pundonor y su mentalidad de compromiso la han traído hasta aquí”.

"Pensé que era algo que nunca nos iba a ocurrir y más siendo fútbol femenino"

La pena de este miércoles contrasta con la alegría de que el futuro de su hija estará ligado al del equipo de sus amores: “Que siga en el club de mi vida, del que soy socio desde hace más de cincuenta años me alegra. Lo va a hacer muy bien porque es muy comprometida y es el club de su vida”.

“Mejor que ella habrá cuarenta mil y siempre digo lo mismo y no porque sea mi hija, pero en pundonor, compromiso y garra pocas”, afirmó.