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La cara más amable de las verduras del mercado

Empezó en 1961, cuando a los 17, Pedro, su padre, le compró por 20.000 pesetas el puesto en el mercado del Ensanche. Hoy, 48 años después, Margari Pérez, una de las más veteranas comerciantes de la plaza, se jubila.

La cara más amable de las verduras del mercado

Margari Pérez Chavarri es optimista, y eso a pesar de los tiempos que corren: "El negocio del mercado no fracasará nunca, porque no hay una gran superficie que pueda ofrecer la calidad de los productos que tenemos aquí". Ella puede decirlo, no en vano lleva 48 años exactos detrás del mostrador del minúsculo puesto de verdura del mercado del Ensanche, 7,5 metros cuadrados que más parecen un vergel que otra cosa: "Antes el puesto no tenía ni agua y nos calentábamos con braseros, pero hoy esto es la boutique de las verduras".

Margari sonríe de continuo, y eso lo agradecen los clientes que se ha granado a lo largo de medio siglo: "¿Te despides mañana? Pues disfruta de tu jubilación", le deseaba un vecino del Ensanche, mientras otra joven le dejaba a deber 20 céntimos por falta de cambios: "Ya no te preocupes, que mañana bajo la persiana", le respondía Margari. Porque recién cumplidos los 65, la más veterana verdulera del mercado del Ensanche ha decidido jubilarse: "No me quedo ni un día más, las ventas no son como antes y quiero cuidar de mi madre", se justificaba Atrás quedan 50 años levantándose a las 6 y media de la mañana, Navidades enteras limpiando cardo, o borraja, o desgranando pochas, o las tres cosas a la vez: "Han cambiado los tiempos, antes en fiestas, me limpiaba 50 kilos de cardo al día, ahora no llego a 10". Y eso que, según confiesa, el cliente navarro "es muy fiel a la verdura. Por aquí pasan muchos jóvenes que han heredado las costumbres de sus padres y compran mucha verdura, eso sí limpia, porque no tienen tiempo", dice y añade: "A pesar de los años seguimos manteniendo el género fresco y todo viene de la huerta navarra", afirma.

El puesto de Margari pasará a ampliar el negocio de al lado, el que ahora regentan las hijas de Agustín Beroiz: "En el mercado la mayor parte de los puestos han pasado a los hijos o los ha comprado otro comerciante", señala. En su caso la familia no se ha animado, a pesar de que en estas casi cinco décadas el negocio de verduras le ha dado como para dar trabajo, en épocas de mucho trasiego, a sus sobrinos Javier, Carlos y Pablo, de su hermano Luis, y a Pedo y Dimas, de su hermana Paquita. En los últimos 8 años, además, le ha ayudado su sobrina Amaia Muriel y eso que "nunca he estado enferma, ni un sólo día me he cogido la baja".

Margari sonríe de nuevo cuando un cliente habitual le saluda con la mano. Según confiesa,"estos años he sido muy feliz. ¿Lo mejor? El trato con los clientes, de los que me llevo muy buenos recuerdos". Hoy, muchos le brindarán un homenaje.