Avenida Pío XII, campus alternativo
la cercanía de la universidad de navarra y varios centros escolares hace que los estudiantes frecuenten la zona
De hecho, en pocos años, nuevas marcas se han ido haciendo un hueco en la avenida, mientras algunos de los históricos permanecen tras sus barras. En este punto, conviene diferenciar sus ubicaciones, los más alejados de la Universidad y del Complejo hospitalario mantienen un enfoque distinto que los más próximos al área estudiantil.
Por su parte, los más recientes han partido tanto de la idea de precios muy bajos como de ofrecer tapas gratis. Según David Parras, de Café del Río, "para ser una zona de estudiantes, era carísimo para ellos". En los cristales y paredes del bar se ven carteles con las ofertas: caña a un euro, jarra de cerveza a dos euros o perritos calientes a dos euros. "Vienen muchísimos estudiantes, a todas horas hay gente y por las tardes, el bar se llena". La franquicia Cervecería 100 montaditos, aterrizó en Pío XII hace un mes (desde el 7 de abril), tras haber permanecido unos años únicamente en La Morea. Su principal oferta son los montaditos entre 1 y 2 euros. Como gancho, han promocionado la Jarramanía, todos los días jarras de cerveza a un euro, además, los miércoles, todos los productos a 1 euro. "Quienes más vienen son estudiantes universitarios, y cuando más movimiento hay es por las tardes", contó una de las encargadas Vilma Giles. También La Trasera de Pío XII, al otro lado del edificio que alberga 100 Montaditos y Kentucky Fried Chicken, promociona sus precios: caña y refrescos a 1 euro, el café a 0,85 euros y cubatas a 4 euros.
La costumbre de la tapa gratis, tan arraigada en el resto de provincias coge cada vez más adeptos aquí. El recién inaugurado Parada y Fonda (espacio antes ocupado por Lupula y Malta), tiene intención de seguir el ejemplo. "Con cualquier consumición, invitamos a una tapa elaborada. Yo creo que las tapas gratis son positivo. La gente de Pamplona está cansada de pagar un dineral por una caña y un pincho", consideró uno de los socios, Joaquín Ocaña, que definió el local como "un sitio para picar o comer medias raciones de muchas cosas. La idea es que la gente coma diferente, por eso cambiamos de carta constantemente".
También una de las claves de La Consentida, una cervecería gastronómica inaugurada el pasado 6 de mayo en Pío XII, es la apuesta por el "picoteo". "Aunque en cantidades generosas y ademas servimos desde sandwiches a menús", especificó la gerente Lucia Vieito, que enuméro los tipos de "caprichos" o "consentidos" que ofrecen. Sin duda, la estrella es la cerveza Consentida (1,30 euros), cerveza rubia que, directamente de la bodega, llega a los tres tanques instalados en el local. "Nuestra idea es inculcar la buena cerveza entre la gente y que se tenga en cuenta a la hora de maridarla con un buen picoteo", explicó Inés Esparza, encargada de Comunicación.
El Bar Pío XII (abierto desde hace 19 años) dio un giro radical hace tres años, cuando fue adquirido por Sonia Jiménez y su marido, Andoni López: "era una cafetería que frecuentaban personas mayores, yo me volqué con los estudiantes y ahora llevamos 3 años con los cubatas a tres euros todos los días a cualquier hora, las cervezas san Miguel y mixta a 1 euro. Además, hacemos campeonatos de futbolín, partidas de trivial, mus y ajedrez. Así, el bar está a reventar jueves, viernes y sábado", contó Jiménez.
veteranos En cuanto a bares veteranos situados en la subida de la Universidad por la avenida Navarra, la Cafetería Rumbos, el bar Lákora y el Pasadena son tres de los establecimientos que tradicionalmente han recibido a los estudiantes . Sergio Montoya, encargado de Rumbos, recordó como, el bar, que lleva 27 años en funcionamiento, "hace años, estaba prácticamente aislado de Pamplona, por detrás había un bosquecillo para llegar a San Juan". Ahora, calculó, "tocamos de todo, desde estudiantes que piden pinchos, hasta adultos que van a más al café y el bollo. Lo cierto es que, con la universidad al lado, los estudiantes han venido toda la vida". En Rumbos han establecido una pequeña oferta para mantener la clientela "servimos café o chocolate con churros a 2 euros de 17.00 horas a 20.00 horas", contó Montoya, que asimismo lamentó que "salir de trabajar e irse a tomar se esté perdiendo". José Mari Urabayen, de Pasadena, bar que en agosto cumplirá 30 años, corroboró la situación: "estos últimos años han cambiado mucho más cosas, los topes de antes han pasado a la historia, la hostelería ha bajado y la guerra de los precios hace mucho daño".
Los más de 16 años al frente del bar Lákora han hecho que José L. Vicente prefiera "tener detalles con la clientela" como las tres fiestas al año que celebra, en las que invita a comida y bebida y las semanas especiales (por ejemplo de la cerveza, en las que baja los precios) y "mantener los precios". "No tengo precios caros, pero tampoco me gusta tirar los precios porque hay que valorar el trabajo que uno hace. Creo que tengo una buena oferta de precios y los clientes vienen sabiendo lo qué les doy a dar", comentó Vicente. En cuanto a la evolución del tipo de clientela, Vicente analizó como "va por temporadas. Antiguamente bajaba más la gente de Larraona. Ahora sirvo desde estudiantes universitarios de la privada y la pública, gente de hospitales y exalumnos de Larraona". Precisamente esta corriente estudiantil fue la razón por la que Sergio Indurain decidió instalar su segunda sede de Autoescuela Indurain en Pío XII. "Está en el centro de la zona de estudiantes, aunque vivan en otra parte, al final hacen vida aquí. Y entre el 85% y el 90% de los clientes son de la privada y la mayoría, son de otras provincias", comentó Indurain.
otro perfil El Bar Rossino e Iruñaberri ejemplifican el salto generacional que se experimenta a partir del cruce con la avenida Sancho El Fuerte. Fernando Arreal, del Rossino, contó que "el bar lleva abierto unos 40 años. Yo llevo a cargo 22. Antes estaba como encargado en Rumbos y la zona cambia mucho. Allí es otro tipo de gente, aquí viene mucha gente mayor, son vecinos de todos los días que llevan viniendo 20 años. Además, en esta parte de Pío XII, que va hacía la Ciudadela, hay muy poco paso de gente". En cuanto al servicio, Arreal reconoció que "aquí el poteo casi ha desaparecido, así que abres pronto, cierras lo más tarde posible e intentas dar comidas todos los días". Acerca de la "moda de las ofertas" de consumiciones, tarjeta de entrada de los establecimientos en la avenida, Arreal cuestionó su calidad, ya que "todos podemos dar cerveza a un euro, en vez de comprar un barril de cerveza a 70 u 80 euros, vas a una cooperativa y coges uno que vale 20 euros. Yo no puedo poner la caña a 1 euro porque a mí me cuesta más que eso. Quienes la ponen a un euro, significa que cuesta mucho menos, entonces ¿qué tipo de cerveza sirven?". En Iruñaberri, Xabier Sandua priorizó la atención al cliente: "si el servicio es bueno, es suficiente, no nos hace falta nada más". Sandua y su tío ostentan el bar desde julio del año pasado, pero remontó su aparición en los 80.