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Surtidor de la Taconera, 1907

Surtidor de la Taconera, 1907Foto: José Ayala. En 'Pamplona, calles y barrios', de j.j. arazuri.

En 1907, la actualidad giraba en torno a las elecciones generales celebradas tras la dimisión del presidente del Gobierno español, Eugenio Montero Ríos. La causa había sido el escándalo provocado por el asalto de la sede de la revista satírica catalana Cu-Cut, llevado a cabo el año anterior por un centenar de militares incontrolados. En Pamplona, mientras tanto, las fiestas de aquel año habían estado marcadas por la institucionalización de un baile cuya melodía había sido ya compuesta hacía algunos años, y que llevaba por título Alegría de San Fermín. Con el tiempo, no obstante, el viejo vals terminaría por ser conocido por el nombre de su compositor, el pamplonés Miguel Astráin.

En aquella época, los jardines de la Taconera constituían un parque cosmopolita y elegante, todo un orgullo para la ciudad. Antiguamente, la Taconera o Ateak honera del extramuros pamplonés había sido un lugar desnudo y libre de vegetación, al objeto de dejar bien visible el espacio situado ante las murallas. Ya en el siglo XVII, nos consta que el Ayuntamiento plantó álamos y otros árboles en el lugar, y en el año 1678 mandó construir quince bancos de madera, que serían el germen del futuro parque. Por fin, en el siglo XIX, concretamente en 1830, se urbanizaron los jardines propiamente dichos, de inspiración claramente romántica, en la línea de lo que se operaba en las más cultas y refinadas ciudades europeas.

Hoy en día debemos conceder que, afortunadamente, los viejos jardines de la Taconera se mantienen en todo su esplendor y muy poco alterados, lo cual constituye un placer para el paseante, en cualquier época del año. El surtidor que se aprecia en la fotografía, y que ya se encontraba en el lugar para el año 1907, había sido realizado originariamente para ser instalado al comienzo del paseo de Sarasate, delante de la fachada del Palacio de Navarra, donde comenzó a funcionar para el año 1885. En 1903, con motivo de la construcción del monumento a los Fueros, fue trasladado a estos jardines de la Taconera, donde aún podemos verlo y disfrutarlo.

El Riau-riau fue suspendido ad eternum por el Ayuntamiento, hace ya muchos años, por lo que ni el niño de la foto, que hoy tendrá unos 110 años de edad, ni sus más ágiles nietos podrían hoy bailar el vals de Astráin, al son de La Pamplonesa en su trayecto por la calle Mayor. En cuanto a los elegantes y románticos jardines de la Taconera, esperamos fervientemente que sigan durante mucho tiempo con el mismo aspecto con el que fueron concebidos hace ya 181 años. Libres de los proyectos y de las extemporáneas ocurrencias de concejales iluminados y de alcaldes omniscientes. No sea que se les antoje instalar un aparcamiento en su subsuelo, o un Corte Inglés allí donde hoy está el viejo surtidor.