Aunque los chupinazos del 2012 estarán marcados por un menor presupuesto, miembros de las comisiones de fiestas ya han anunciado que la programación será equiparable a la de años anteriores gracias al esfuerzo y la implicación de vecinos, comerciantes y colectivos culturales.

"Con ellos hasta el fin del mundo", afirma Amaia Barrena, de la comisión de fiestas de San Jorge. En época de crisis, y a falta de que se convoquen las subvenciones de 2012, la mayoría de los organizadores coinciden en el papel imprescindible que juegan los colectivos del barrio para sacar adelante las fiestas. "La colaboración vecinal, los comerciantes que se anuncian, la cuestación y la barra hacen posible que puedan celebrarse", explica Gaizka Martínez, de la Chantrea. Xabi Senosiain, de Mendillorri, coincide con él. "Nosotros hacemos una colecta y vendemos el programa a voluntad, además de la aportación de cada vecino". Jon Huércanos, de Iturrama, añade como fuentes de financiación, "la txozna y el dinero recaudado de otros años". Así, se prevé que este año las fiestas, además de ser más austeras, destaquen por una mayor participación de los vecinos. "El objetivo es que sean como las del año pasado, pero con más presencia de la gente del barrio y sin tanto material", señala Senosiain.

Los colectivos culturales y algunas actividades coinciden en la mayoría de los barrios. Los gigantes y los kilikis, los grupos de dantzas, las txarangas, las apymas o las peñas son un clásico. Al igual que las actividades para los txikis (hinchables, encierros, etc), las verbenas, las cenas o comidas populares, el karaoke o el concurso de calderetes, entre otras. Sin embargo, este curso algunos barrios contarán con novedades. Ángel Mari Pérez, miembro de la comisión de fiestas de Azpilagaña, indica que "queremos crear un grupo de batukada y de teatro. Además, dentro del 500 aniversario de la conquista de Navarra, hemos organizado una comida con una de las tres columnas de Nafarroa Bizirik". Huércanos, de Iturrama, señala que "estamos hablando con Mochila 21 (grupo de música integrado por personas con síndrome de Down) para organizar un concierto". Óscar Castillejo, de la Rochapea, explica que esta edición contarán, por primera vez, con los kilikis Pagoto y Petit, y la Chantrea y Mendillorri potenciarán las actividades infantiles. "Más allá del espectáculo infantil, queremos que los txikis se conviertan en artífices. Hemos organizado talleres y ginkanas", subraya Martínez, de la Chantrea. En Mendillorri también se apostará porque "el marco cultural tenga que ver con el 500 aniversario de la conquista de Navarra", indica Senosiain.

Por otro lado, mientras que algunos barrios como San Juan o Etxabakoitz cumplen más de 30 años de festejos, para otros como Buztintxuri supone su estreno. Rosa Morante, de la asociación de vecinos de Buztintxuri, explica que "los vecinos nos plantearon la necesidad de contar con unas fiestas que dinamizasen el barrio y crearan una conciencia de pertenencia a él". Sus fiestas se celebrarán del 28 al 30 de septiembre y su programación está muy centrada en juegos para los txikis - es el barrio más joven de Pamplona y se encuentra en pleno crecimiento- y algunas actividades originales como una carrera de bicis lentas (gana el último que llegue sin tocar el suelo).

relación con el ayuntamiento

Un pasado de multas y trabas

Desde la primera legislatura de Barcina, celebrar las fiestas del barrio se convirtió en sinónimo de multas y trabas a juicio de los miembros de las comisiones de fiestas. Apenas hay un barrio que no enumera una multa recibida o una condición "exagerada" que les ha perjudicado a la hora de celebrar los festejos. "Intentan relacionar las fiestas con activades políticas como excusa para poder retirar la subvención", explican desde San Juan. Iñigo Fernández, de Etxabakoitz, critica que "los requerimientos que piden a los barrios son exagerados, ellos no los cumplen para celebrar los Sanfermines". Muchos han tenido dificultades para obtener permisos para actuaciones de grupos o para la instalación de txoznas. Además, denuncian que la mitad de las subvenciones se va en pagar los requerimientos como el suelo público o la instalación de baños. A día de hoy, los miembros de las comisiones de fiestas dudan de la actitud que tendrá este curso el Consistorio. "En principio la relación no es ni negativa ni positiva. Solo pedimos que nos faciliten las cosas", reclama Pérez, de la comisión de Azpilagaña.