El gótico civil más antiguo de la ciudad ya tiene libro
Fermín erbiti presentó la obra sobre el edificio de La cámara de comptos, una narración ilustrada de su historia y funciones
una obra que reúne la historia del edificio gótico de uso civil más importante de la capital navarra, ubicado en la calle Ansoleaga número 10, "y sobre todo, de sus historias", según el autor del libro, Fermín Erbiti, quien además es responsable de Comunicación de la Cámara de Comptos. Ayer Erbiti, junto a Helio Robleda, actual presidente, y Luis Ordoki, secretario general, presentaron el libro La Cámara de Comptos, historias de la casa más antigua de Pamplona y su entorno.
Casi un centenar de fotografías -algunas, "joyas pictóricas", en opinión de Ordoki-, se reparten en una edición cuidada de 168 páginas que comienza con un didáctico resumen de la Historia de los burgos de Pamplona y detalla a los habitantes que han pasado y trabajado en las estancias de este singular edificio pamplonés, desde la baja Edad Media hasta la actualidad.
Fermín Erbiti, que llegó a la Cámara en 1993, vivió el regreso a la calle del burgo de San Cernin del Casco Viejo en 1995. Al ser responsable de Comunicación y siguiendo los criterios que se marcaron de "transparencia y apertura", según recordó, "me tocó empaparme de la historia del edificio y de la institución" para explicársela a la gente. Y así, recopilando datos, yendo al Archivo General de la Comunidad foral, al de la Universidad de Navarra, "hablando con gente y empapándome de la historia y de las historias, hace tres años pensé en la idea del libro", comentó. A pesar del arduo trabajo de investigación y recopilación, Erbiti aseguraba haber "disfrutado mucho" ya que son labores que "tienen valor cultural y que, al fin y al cabo, es de alguna manera descubrir el lugar en el que trabajo".
Además del interés histórico-artístico del edificio, única muestra del gótico civil de la ciudad, la sede de Comptos ha sido emplazamiento de relevantes servicios. Además de Cámara desde 1524, en este punto se llegó a acuñar la moneda navarra (1524-1837) y, desde el siglo XIX, acogió varias e importantes instituciones culturales: Comisión de Monumentos (1868-1940), Asociación Euskara (1877/97), museo histórico-arqueológico de Navarra (1910/40), Institución Príncipe de Viana (1940/94), Academia del Euskera (1951/52), Universidad de Navarra (1952/63) o Policía Foral (1966/73).
expresidentes y exalumnos En la presentación de ayer del libro, en el mismo edificio de la Cámara de Comptos, la sala se abarrotó de personas cuyas historias aparecen en el texto de forma directa e indirecta. Un caso, el de Javier Garaicoechea Urriza: octogenario que fue alumno de la Academia de Enseñanza del Euskera para adultos, entre 1951 y 1952. Otros, los hijos del primer presidente de la restablecida Cámara de Comptos en 1980, Mariano Zufía Urrizalqui. Asimismo, en las inmediaciones se encontraban los dos presidentes posteriores a Zufía, Francisco Javier Tuñón y Luis Muñoz Garde; así como personalidades que han colaborado en la obra como Ana Hueso, directora del Archivo del Ayuntamiento, o el antiguo y la actual directora del Museo de Navarra, Francisco Javier Zubiaur y Mercedes Jover, respectivamente.
calle 'tecenderías' La actual calle Ansoleaga hasta 1917 era conocida como Tecenderías Viejas. El Ayuntamiento de Pamplona decidió aquel año homenajear al arquitecto Florencio Ansoleaga, fallecido el año anterior otorgando su apellido a esta estrecha calle. "Según explica Arazuri, cuando hacia el año 1100 los francos se establecieron en el llano de San Saturnino, los tejedores en fino (...) eligieron los alrededores de la iglesia de San Cernin (...) dando lugar al barrio conocido como de las Tecenderías", narra Erbiti en su libro. "Añadirle el adjetivo viejas se explica porque en la Población de San Nicolás, construida en el siglo XII, también existía el barrio de los Tecenderos y de esa manera se evitaban confusiones", añade.
El texto apunta datos de la zona como la construcción del lujoso Grand Hotel, que cerró al poco, o el inicio de las escuelas municipales. La publicación tanto en castellano como en euskera es obra del mismo Erbiti.