pamplona - Ocho carteles vistos para sentencia, la que resulte de la votación popular de la ciudadanía pamplonesa, que tiene de tiempo hasta el 30 de abril para emitir su veredicto. Según sus autores, hablan de llevar al límite la simplicidad, de esos nervios de la noche anterior; de las ganas de que llegue el 6 de julio; de representar una fiesta única, sólida y relevante; de reivindicar la fiesta como arte, el arte de festejar. Y hay alguno de ellos que presentan el Encierro como un skyline de la fiesta, o que buscan representar con el zaldiko el folklore; aquel que quiere transmitir la marea de sentimientos, esa piel de gallina que se nos pone cuando empiezan a juntarse los rojos y los blancos; o el que habla de una fiesta incluyente, divertida diversa, multicultural, pero que no renuncia a la tradición y a lo cotidiano.

El alcalde Joseba Asiron, acompañado por los miembros del jurado de esta edición, presentaron ayer en el patio del Condestable lo que cada año se convierte en “uno de los secretos mejor guardados”, los ocho finalistas entre los que se encuentra la obra que representará a la fiesta. “Empezamos la cuenta atrás para San Fermín de 2019”, dijo el alcalde y agradeció la tarea del tribunal calificador, este año formado por María Tellechea, Marisa Mantxola, María José Recalde, Carlos Cenoz, Javier Eguíluz y Javier Manzanos. Pero también Asiron quiso agradecer la participación de los artistas que se presentan, porque hacen cada año que “este concurso vaya adquiriendo mayor importancia”. Este 2019, se han presentado 277 obras, y esto también contribuye a que “estas fiestas sean populares, participativas y de todos y todas”, dijo.

Maitane Muruzábal, directora del área de Cultura, explicó ayer la variedad de las propuestas. “Lo han puesto difícil”, dijo, en relación a las obras presentadas, pero “desde el año pasado que cambiamos el proceso, es un poco más fácil, porque nos permite elegir con un poco más de sosiego y tratarlos con el cariño que se merecen” para “llegar a una decisión final que nos parece más satisfactoria”. Como ya se hizo por primera vez el año pasado, éste se seleccionaron 20 obras (el 5 de abril) a cuyos autores se invitó a que produjeran el cartel, es decir, lo llevaran a soporte físico. De estos, el jurado eligió a los 8 finalistas presentados ayer. Son: El arte está en la calle; Unicidad; Ayer soñé con un 6 de julio, Tras de ti, Marea de sentimiento, Skyline, Zaldiko y Txist-jazz, Yeah!

¿cómo votar? Como cada año, las personas empadronadas en Pamplona pueden votar para elegir el cartel hasta las 19 horas del 30 de abril. A través de la web, www.pamplona.es, presencialmente en los 7 civivox (cierran 5 en Semana Santa, menos Condestable e Iturrama, que abren este sábado) o por teléfono 010 o 948 420 100 (de lunes a viernes, de 8 a 19.00, y sábados, de 9.30 a 13.30; no operativo en Semana Santa).

polémicas en las redes Y, como ocurre cada año, ya hay comparaciones y comentarios en las redes sobre las obras finalistas. Además de la polémica difundida por UPN sobre el cartel 8, del cartel 7 Zaldiko, se dice que no utiliza bien el euskera, al decir uztaila, en vez de uztailaren, y tampoco pone el año entero, 2019, sino solo el 19. También hay quien ve parecido (tipografía y disposición de las letras) entre el cartel 2 y el ganador en 2016, y entre el 5 y un finalista anterior.

polémica de upn

25 años con la braulia

Txistulari del cartel 8. UPN y, después se sumó PSN, se apresuraron a criticar la aparición de Verónica Ferreira en el cartel nº 8, por ir la tercera en la lista de EH Bildu al Congreso, pero hay otra cuestión clara: la joven, mujer del edil Aritz Romeo, cumple este 2019 un cuarto de siglo, 25 años, como txistulari de la giganta Braulia. Los regionalistas aprovecharon la coincidencia para pedir su eliminación, porque “contribuye a la propaganda de la candidatura abertzale a las Cortes. Más allá de la polémica, se trata de una propuesta, como dijo el jurado, alegre y que trae aires nuevos a la cartelería.

La fiesta, como el arte, esconde infinitas reflexiones. Se inspira en la propuesta del artista Bansky, que en octubre de 2018 se subastó por 1,04 millones de libras. Poco después de ser adquirida, un mecanismo se activó y trituró la mitad de la obra. Jugando con aquellas tiras, se ha buscado un símil visual con la faja sanferminera.

El jurado valoró... En palabras de Javier Manzanos, “nos ha gustado su presencia, su elegancia y el carácter enigmático”. Destacó también el uso de la faja, que se pone en un marco.

Tipografía a mano. Parte del concepto Unicidad, para crear una composición “completamente tipográfica”, y gracias a ello, “se crea una sensación de especial relevancia hacia esta fiesta, en la que nada más importa”. Las letras, pintadas a mano, en negro a modo de toros, excepto la erre, el corredor.

El jurado valoró... El segundo de los carteles finalistas presenta, según explicó la artista Marisa Mantxola, “tipografía trabajada”, con el uso de grandes letras, que ocupan todo el espacio.

El día anterior del Chupinazo, soñando. En su memoria, el autor dice inspirarse en la víspera del cohete, en esos nervios y las ganas “irrefutables de que llegue ya el 6 de julio”. El cartel juega con la ilustración, el color, la composición y la tipografía, y hace un claro oscuro, el cálido y el frío, para “reflejar el mundo de lo imposible y el sueño”.

El jurado valoró... Mª José Recalde destacó la imagen cenital del momento más emocionante, en una plaza sin banderas políticas.

Jugando con los vacíos se crean otras figuras. “Se ha tratado de llevar al límite la simplicidad de las formas, de tal manera que jugando con los vacíos se crean otras en negativo”. Así, la parte blanca es la pierna del corredor, pero en el color negro del fondo podemos intuir el asta del toro en el vacío que queda.

El jurado valoro... El artista Carlos Cenoz destacó la figura del toro, que se entiende con una imagen iconográfica, simple, en una composición muy bien resuelta y “con un ritmo genial”.

El triángulo-pañuelo de San Fermín. El pañuelo, un triángulo de tela, utilizado como elemento que simula la marea del Chupinazo, de rojos y blancos, el momento que pone los pelos de punta.

El jurado valoró... En palabras del artista Javier Eguíluz, “nos gusta el dinamismo al que llega a través del triángulo”. Usa distintos rojos para representar las distintas sensibilidades en la fiesta, 6 triángulos negros a modo de toros, el verde de las fiestas y el morado de la igualdad de género.

La línea del horizonte de la fiesta. Esa línea del horizonte, que forman los edificios más representativos de una ciudad, en Pamplona se configura a través de los elementos que le hacen reconocible a nivel internacional: las fiestas. El horizonte lo forman mozos y toros, en medio de dos colores: rojo y blanco.

El jurado valoró... En palabras de Javier Eguíluz, “llega a un resultado muy efectivo y rotundo”, y “hay que destacar” que dibuje la línea con el encierro y los seis toros, dijo.

La tipografía negra, como un boceto a mano. En su memoria describe que “los elementos más importantes del cartel lo componen el zaldiko y el propio mensaje representado por la tipografía negra”. Es un estilo de dibujo tipo boceto, realizado con un trazo rápido y a mano.

El jurado valoró... La experta en comunicación María Tellechea explicó que demuestra un gran “dinamismo”, que gana al estar “hecho a mano”, y tiene un cierto toque naïf.

La mujer y la interculturalidad. Dos mujeres protagonistas, y, entre ellas, la giganta Braulia, la negra, que cobra vida y representa a la multiculturalidad, acompañada de la txistulari que marca su ritmo. Un collage digital, con un fondo naranja transgresor, que se inspira en la cartelería de jazz y trae un aire nuevo a las obras de San Fermín.

El jurado valoró... Mª José Recalde incidió en que es una composición realizada con personas reales, que “nos trae” una imagen femenina y multicultural: “Muy festivo y muy sanferminero”.