En busca de felicidad, todos los días, decenas de personas aguardan su turno en la calle Calceteros para ser atendidos en el comercio Layana, la confitería que celebra su 150 aniversario vendiendo las pastas que la llevaron al éxito. Las rellenas de mantequilla o mermelada casera, concretamente, son las que más se venden. Ahora bien, las pastas sencillas bañadas en chocolate, fruta o cacahuete también tienen una muy buena acogida entre la clientela fija. "La gente aprecia que no hayamos perdido nuestra esencia. Aquí seguimos ofreciendo el mismo producto artesanal que antes", afirma Ana Ezcurra, gerente en la actualidad de la empresa confitera.

El negocio que fundó Felipe Layana en 1871 pasó por dos generaciones más hasta que en julio de 2020 decidieron buscar una persona ajena a la familia. Entre todas las candidatas, Ana Ezcurra fue la elegida para dirigir este histórico local. "Como cualquier pamplonica había probado las pastas. Eso sí, nunca me habría imaginado gestionar una de las confiterías de referencia en Pamplona", subraya. Al igual que los anteriores dueños, la clientela de la Layana es generacional. "La mayoría de nuestros consumidores vienen porque en su día estuvieron con sus abuelos", confiesa Ezcurra. Y continúa: "Independientemente de lo ricas que estén, las personas que acuden aquí lo hacen en busca de recuerdos. Es más, la gente que se ha mudado de Navarra nos reclama un servicio a domicilio en fechas claves".

El día anterior a cualquier festividad - Semana Santa, el día de la Virgen, Navidadad o San Fermín - es sinónimo de un incremento de ventas y trabajo. "La labor que hacen las personas del obrador durante todo el año y, en especial, en esas fechas es impecable", recalca la gerente. Y añade: "Al ser pastas del día, antes de abrir a las 09.15 horas las puertas al cliente, los confiteros ya deben haber elaborado con harina, huevo y mantequilla los cuatro tipos de masas: la de los cocos, los garrotes, bizcochos y pastas".

Tras la pandemia

Como el resto de los establecimientos, Layana también se cerró el viernes 13 de marzo de 2020 cuando Pedro Sánchez activó el estado de alarma. Tras dos meses de inactividad, Ana Ezcurra junto a Juani Ruiz y Leire Aranguren, trabajadoras de la emblemática confitería, volvieron a mediados de mayo con ganas de que la gente pudiera tener la oportunidad de "darse una alegría". "Al principio, empezamos con incertidumbre. La clientela acudía con miedo. Ahora en cambio, notamos mucha mejoría. La presencia de los turistas cada vez es mayor y eso es una buena señal", comenta Ana Ezcurra. Y finaliza: "Si no fuera por todas las personas que pasan a lo largo de todo el año por el local, las pastas Layana no recorrerían el mundo entero". Para probarlas.