El Tribunal Administrativo de Navarra (TAN) ha anulado una decisión del Ayuntamiento de Pamplona en el litigio abierto sobre el Café Roch de Pamplona y ha dado la razón a los propietarios del local, que pedían hacerse cargo de la licencia de actividad, frente al criterio de los hosteleros que regentaban el bar, que la consideraban propia.

En su dictamen, el TAN acepta el recurso presentado por una representante de la familia Roch y anula, “por no ser conforme con el ordenamiento jurídico”, la decisión del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona que no admitió un escrito sobre la transmisión de la licencia de actividad del bar.

La resolución, emitida el pasado 18 de julio, asume los argumentos presentados por Carmen Andrés Lallana en el procedimiento abierto con los que fueron gestores del negocio, quienes tras el cierre del local plantearon abrir otro bar en la misma calle manteniendo la esencia del centenario Café Roch y su licencia de actividad.

Las desavenencias entre las dos partes se hicieron públicas a principios de este año, tras el anuncio de que el establecimiento iba a cerrar debido a un proceso de desahucio iniciado por los propietarios de la bajera.

Los hosteleros que regentaban entonces el Café Roche anunciaron en ese momento su intención de reabrirlo.

Inadmisión del escrito

El dictamen del TANanaliza una resolución de Ayuntamiento de Pamplona del 15 de febrero de 2022, que no admitió el escrito presentado por la familia Roch por “considerarlo como un recurso de reposición”.

El Tribunal entiende que la decisión del área de Urbanismo fue “errónea” y anula la “denegación de transmisión de licencia de actividad de bar por no ser conforme con el ordenamiento jurídico”.

Desde junio de 1898

El Café Roch fue inaugurado el 6 de junio de 1898 por Eugenio Roch Duquet y es el segundo más antiguo de Pamplona, sólo superado por el Café Iruña de la Plaza del Castillo.

El mobiliario procedía del desaparecido café Lardeli de Pamplona y se convirtió con el tiempo en un espacio de tertulias.

Una las joyas que guardaba el Roch era su barra, de mármol rosa del Baztan, extraído de una veta agotada desde hace décadas

Por ahí han pasado personajes de toda clase y condición, como Ernest Hemingway o el periodista británico Osborne, que se acercaron al Roch en busca de café, tertulia y en ciertos casos, contagiarse de aires de bohemia.

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Durante años fue espacio habitual para las tertulias que se formaban cada tarde en la llamada escuela de Pamplona, que agrupaba a pintores como Azketa o Salaberri.

Contaba con un público fiel y últimamente se hizo con un merecido reconocimiento en la ciudad por los excelentes pinchos que ofrecía a una clientela muy diversa.