Si en su momento se hubieran hecho las pruebas pertinentes en la pasarela algunas de las deficiencias detectadas se habrían descubierto. Es lo que ha afirmado el director de Conservación Urbana, Óscar Esquíroz, durante las explicaciones que ha ofrecido a los medios de comunicación sobre los problemas detectados en la pasarela y las reformas llevadas a cabo para su reparación.

El responsable municipal se ha referido a las pruebas de carga realizadas en la pasarela (estática y dinámica) para medir su resistencia, pruebas que no se hicieron en el momento de la construcción pese a lo establecido en la normativa vigente en 2010.

Preguntado si los defectos de la pasarela se podrían haber descubierto en su momento si se hubieran realizado las pruebas oportunas, ha señalado que “algunas desde luego se habrían descubierto”. Si bien ha precisado que “entramos en el terreno de las hipótesis pero es indudable que cuando se hacen pruebas de terminaciones, etc., es para algo, con lo cual algo vas a encontrar”.

De las 125 toneladas de la pasarela, se han sustituido 42 toneladas

Sobre los problemas en la pasarela, Esquíroz ha apuntado que, entre otras cuestiones, “había problemas de ausencia de soldadura en puntos importantes y de defecto de soldadura”.

“Realizar esa soldadura ha sido un proceso muy lento que multiplicaba por equis la cantidad del dinero y por tres equis el tiempo necesario para realizar el trabajo y esto es lo que ha llevado a un incremento del coste totalmente imprevisible y sobre todo un incremento grande del tiempo de ejecución”, ha aseverado.

Al respecto ha apuntado que “se han sustituido unas 42 o 43 toneladas de las 125 que tenía la pasarela y se ha realizado una soldadura que es al menos un 30 % mayor en longitud de la realizada inicialmente. Se ha añadido muchísima soldadura que es algo absolutamente necesario”.

En estos seis años se han realizado 4 informes diferentes para determinar el estado de la estructura, el último en la actual legislatura, sobre el que se ha basado el proyecto de refuerzo y cimentación de la pasarela.

El coste del arreglo: de 593.000 a 807.000 euros

El arreglo se adjudicó a Obenasa por 593.000 euros y estaba previsto que durase 15 semanas. En diciembre de 2021 comenzó la instalación del andamiaje necesario para los trabajos, que sufrieron continuos retrasos ante los problemas encontrados en la pasarela. El coste final de las obras han ascendido a 807.000 euros.

En un informe del pasado mes de junio, al margen de los defectos detectados por el Colegio de Ingenieros de Navarra que dio lugar al proyecto de reparación, se señalaban deficiencias constructivas en el entramado de acero de la pasarela y en la soldadura de las distintas partes que lo componen; deficiencias que suponían un fuerte incremento del trabajo y del tiempo necesario para realizarlo y que se añadía a las operaciones de refuerzo ya previstas en el proyecto inicial.

Según consta en la documentación del expediente, durante el desmontaje de las partes dañadas “se ha descubierto la verdadera realidad de la estructura detectándose múltiples problemas, como por ejemplo los cordones de soldadura incompletos o corrosiones más importantes de las previstas inicialmente”.

Las deficiencias existían también en las soldaduras entre las chapas sobre los nervios inferiores longitudinales y cuadernas del nudo de la pasarela. Esta deficiencia se extendía al resto de chapas superiores en los cajones cerrados que jalonan la parte inferior en toda la longitud de la estructura. Igualmente, fue necesario el refuerzo del pórtico de apoyo del tramo corto de la pasarela sobre la estructura del frontón y, más tarde, procurar el alejamiento de las aguas pluviales de los apoyos de los estribos en Media Luna y Jito Alai, mediante sendas obras de reurbanización y encauzamiento de aguas.

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Los trabajos realizados estos meses se han centrado en solventar todas estas deficiencias nuevas detectadas al proceder al levantamiento y corte progresivo de las chapas, además de hacer frente a los trabajos ya detectados en la fase de proyecto, que incluían la hidrolimpieza de la corrosión generada por el paso del tiempo, y la instalación en la superficie de paso de un pavimento antideslizante, que se ha sometido a un proceso de impermeabilización.

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