Google maps les facilitó el estudio de mercado. Fue tan sencillo como buscar espacios de coworking en el centro de la ciudad. Nada de nada. Como ya abrieron un local similar hace un año en la Rochapea –y ven que la cosa funciona– se animaron y este sábado inauguran Miso Centro, el primer coworking que abre las puertas en el corazón de Pamplona.

Situado en el número 3 de la calle Julián Arteaga, local que hasta hace 4 o 5 años fue una tienda de cocinas, en sus 260 metros cuadrados hay espacio para una zona común con 20 mesas para otros tantos puestos de trabajo, tres cabinas individuales de videollamadas, dos salas de reuniones, office y un sencillo comedor. Viste el conjunto un toque de diseño, techos altos y una enorme cristalera que proporciona luz natural pero no directa.

“Nuestra idea es estar en un sitio diferencial a nivel de calidad, porque es el centro. Y había que buscar un local atractivo. Ya que sales de casa, que el espacio sea agradable para trabajar”

Javier Aznárez - Socio de Miso Centro

“Nuestra idea es estar en un sitio diferencial a nivel de calidad, porque es el centro. Y había que buscar un local atractivo. Ya que sales de casa, que el espacio sea agradable para trabajar”, dice Javier Aznárez. “Mucha gente vive en esta zona en pisos bastante pequeños y precarios en los que no puedes meter una oficina.

Surgió la idea a raíz de ver ese vacío en el mapa, y aquí estamos”, añade Nicolás Aznárez. “Estás en el centro y a la vez es una zona muy tranquila para trabajar”, completa Patricia Arruiz sobre las bondades de su coworking. Los tres socios al frente de Miso Centro.

Los inicios, de casualidad

Nicolás y Patricia se iniciaron en los espacios colaborativos de pura casualidad, cuando trabajaban en una oficina de la Rochapea que se les quedaba grande. Hablando con unos y otros “sin quererlo la llenamos muy rápido, porque vimos que la gente no quería pagar una oficina y les salía mucho más económico compartir espacio”, recuerdan.

Visto el éxito, llegó la pregunta: “¿Por qué no nos lo tomamos más en serio y montamos algo en condiciones?”. Entonces abrieron el coworking Miso en la calle Uztárroz. “Nos lanzamos, llegó la pandemia y se paró todo. Pero después vino el teletrabajo, que a nosotros nos vino entre comillas bien”.

Javier Aznárez, primo de Nicolás que se incorpora como socio a este proyecto, opina que la pandemia “nos ha adelantado a todos unos 5-6 años hacia el futuro en cuanto a las tecnologías. Hemos visto que funcionamos a distancia. Además, nosotros tenemos una gran ventaja; vivimos en un sitio maravilloso y puedes trabajar para Londres sin tener que estar en Londres”.

Habla por experiencia propia porque el espacio colaborativo se dirige a personas como ellos. Javier es arquitecto y trabaja como autónomo para una empresa de la capital del Reino Unido, Nicolás, también autónomo, es ilustrador y sus empleadores son de Alemania o Estados Unidos... de Pamplona al mundo. 

Con la irrupción del coronavirus también ha aflorado otro perfil de usuario potencial de estos espacios. Personas contratadas por empresas que se hacen cargo de ese gasto y les facilitan el teletrabajo. El coworking se dirige por último a gente de paso que necesita un hogar laboral mientras está en la ciudad. “El mundo va en esa dirección y tiene que tener asociado un espacio de trabajo”, resumen. 

"La oferta es muy flexible con los horarios y las dinámicas. Tenemos turnos de mañana, turnos de tarde, puedes dejar tu equipo de trabajo o no, hay entradas de día... todo adaptado al perfil de cada persona y a su presupuesto"

Patricia, Nicolás y Javier - Socios de Miso Centro

La variedad de públicos exige a su vez una oferta “muy flexible con los horarios y las dinámicas. Hay mucha gente que por temas de conciliación solo trabaja o por la tarde o por la mañana, y hasta ahora o te alquilabas una oficina las 24 horas o nada. Aquí no. Tenemos turnos de mañana, turnos de tarde, puedes dejar tu equipo de trabajo o no, hay entradas de día... todo adaptado al perfil de cada persona y a su presupuesto”, cuentan.

Las sinergias espontáneas

Nicolás ya se ha acostumbrado “a no trabajar en pijama”. El coworking surgió en su caso como antídoto para “salir de un bucle complicado” y separar hogar de entorno laboral. “A mí me viene genial trabajar fuera de casa, hablar con unos y con otros, airearte... para la cabeza es importante”.

“A mí me viene genial trabajar fuera de casa, hablar con unos y con otros, airearte... para la cabeza es importante”.

Nicolás Aznárez - Socio de Miso Centro

Patricia, responsable de la gestión de ambos locales (además de imagen de marca y redes) abunda en la ventaja que supone “relacionarte con personas que además no son compañeros de trabajo. La gente que está en empresas se va a tomar café con los del curro, hablan de curro... y a veces no apetece. Aquí hemos visto cómo surgen amistades reales entre gente que en principio no tiene ningún vínculo”, dice. “Y se van creando sinergias laborales de manera espontánea. En el coworking de la Rochapea todos hemos trabajado con todos. Amistades, sinergias... todo surge de manera muy natural. Al compartir espacio, es lo que toca”, finaliza Nicolás.