Si no tuvieran bastantes problemas en la calle Estafeta de Pamplona por los ruidos nocturnos, especialmente durante los fines de semana, que genera la intensa actividad hostelera concentrada en esos 250 metros de calzada conocidos en medio mundo, no se puede decir que la situación sea mucho mejor en las mañanas, con el continuo ir y venir de vehículos y furgonetas de reparto.

Varios comerciantes y vecinos de la calle se han reunido este viernes para trasladar su enfado y malestar por la situación generada y la falta de medidas por parte del Ayuntamiento de Pamplona pese a conocer el problema desde hace tiempo.

Amaia López de Ipiña ha tramitado varios requerimientos solicitando al Consistorio el cumplimiento de la normativa, sin demasiado éxito se lamenta, para que los repartidores aparquen en uno y otro lado de la calle en meses alternativos.

Como la situación no mejoraba, planteó la colocación de un cartel informativo que recuerde a los repartidores las zonas y horarios de reparto e incluso se mostró dispuesta a asumir por su cuenta el coste de dicho cartel, pero el Ayuntamiento rechazó ambas propuestas.

Aunque la regulación de los accesos al Casco Viejo determina un horario entre 8 y 11 horas y el aparcamiento alternativo en las calles, no siempre se cumple, especialmente en el primer tramo de la calle Estafeta, donde la presencia de un contenedor de basura a la altura de la antigua tienda de Atanasio anima a los repartidores a aparcar detrás, sea el mes que sea.

El mayor problema lo sufren los negocios que están ubicados ahí, que continuamente ven cómo se estacionan vehículos en la puerta de sus negocios. Le ha sucedido esta mañana a Laura Ganuza, que regenta un local de complementos, que ha tenido que salir de su tienda para avisar a un repartidor que no podía aparcar ahí.

A la derecha de la imagen, una furgoneta mal estacionada frente al local de complementos de Laura Ganuza.

“Es lo habitual y casi siempre te dicen que solo son 5 minutos, para la realidad es que estamos así todos los días y lo peor es que la Policía Municipal no hace ni caso porque ven lo que está pasando y no multan a nadie”, ha explicado Laura.

José Luis Ibarra, que regenta el local Ibilkari, señala que el problema surge cuando no se respetan las normas y la Estafeta se convierte en un pista de choque con vehículos por todas partes y conductores tratando de aparcando donde se puede, sin importar demasiado si se trata de un mes par o impar.

No hay multas ni se hace nada

“En otros lugares de la ciudad si aparcas mal te ponen una multa en cuestión de minutos, pero en la calle Estafeta hay vía libre. Un vehículo puede estar 45 minutos estacionado de forma incorrecta y no pasa nada” ha comentado Ibarra.

Amaia López de Ipiña señala que “hemos podido comprobar como la Policía pasea por la calle Estafeta con una gran fila de vehículos mal estacionados y siguen paseando sin decirles nada. No se les avisa y mucho menos multan por infringir las normas generales de circulación. Igualmente, los propios vehículos del Ayuntamiento aparcan en la zona donde no les corresponde”.

La calle Estafeta, a primera hora de la mañana, a pleno rendimiento. Unai Beroiz

Lamenta que “siempre somos los mismos comercios y vecinos los afectados, pero parece que instalar una señal que recuerde la regulación es un problema demasiado grande para este Ayuntamiento” explicó Merche Gonzalo, socia de López de Ipiña en una inmobiliaria ubicada en la calle.

Se sienten abandonados e impotentes, especialmente tras recibir una contestación por parte del Ayuntamiento para que fueran ellos mismos los que avisaran a los repartidores sobre el lado de acera en la que se podía aparcar.

“Lo empezamos a hacer, pero enseguida lo dejamos ya que no es nuestro trabajo y alguna persona se ofendió, incluso hubo insultos por decirles que tienen que aparcar en el otro lado” ha señalado Laura.

Consideran que existe una clara dejación de funciones por parte del Ayuntamiento ante esta situación. “Uno de los comercios tiene autorización para sacar tres días al mes una mesa con el producto. Inmediatamente viene la Policía a pedir dicha autorización (todos los meses). Nos preguntamos por qué al comercio se le exige cumplir las normas y sin embargo a los y las repartidoras nadie les dice nada”.

Camiones y furgonetas de reparto. Unai Beroiz

Acusan al Ayuntamiento de abandono y del efecto que esta problemática tiene en sus negocios. “Vivimos de nuestros negocios, de tener la puerta abierta y a veces la tenemos tapada por un vehículo. Sabemos que somos pequeños comercios del Casco Viejo, pero nos hacen sentir mas pequeños todavía y sin ningún respaldo administrativo, totalmente desprotegidos. Hay una falta de empatía hacia los comercios y solo pedimos que se pongan en nuestro lugar y que se cumpla por una vez por todas la normativa que hay, que por algo esta así planteada. Esta situación acaba siendo una pesadilla” ha señalado Amaia.

Lo que dicen los repartidores

Aitor Lizarraga, repartidor de refrescos, reconoce que no todos sus compañeros respetan las condiciones de estacionamiento, pero considera que en la mayoría de los casos se debe al desconocimiento. “Hay gente para todo, pero los que venimos todos los días aquí sabemos cómo hay que estacionar. Igual los que vienen de vez en cuando no lo tienen en cuenta y aparcan donde pueden”.

Aitor Lizarraga, repartidor habitual en la calle Estafeta. K.G.

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Desde el área de Seguridad Ciudadana se informó a los afectados que para un mejor control de los estacionamientos alternos en el Casco Viejo se habían realizado distintas órdenes de trabajo.

Consistieron en intensificar el patrullaje y la vigilancia habitual “con el fin de corregir y/o sancionar aquellas conductas que no se adecúen a la norma”.