La calle de Santo Domingo se vistió con banderines de colores colocados de balcón a balcón anunciando la llegada de las fiestas. Los vecinos llevan 33 años celebrando las fiestas de su calle, que comenzaron con este día en honor a la festividad del santo patrón, y a día de hoy se ha convertido en una jornada “muy agradable para que nos reunamos todos”. Este año, la responsable de dar inicio al día de celebración fue Mari Valdivieso, empleada de la librería Abarzuza ubicada en el número 29 de la misma calle. “Hemos elegido a nuestra amiga Mari Carmen, que lleva casi 40 años o igual 100 años trabajando en esta calle y tiene el honor de tirar este año el cohete”, explicaban los vecinos momentos antes de prender la mecha.

Además de otorgarle dicho honor, los vecinos le colocaron un pañuelo de cuadros azul y blanco y le regalaron un ramo de flores. Mari, nerviosa y emocionada en la misma medida, no dedicó ninguna palabra al encender el cohete, pero su rostro reflejaba la alegría que sentía en el momento. “Estoy muy orgullosa y además muy agradecida porque la gente de aquí me quiere mogollón, se nota mucho”, aseguró mientras se secaba las lágrimas después de lanzarlo.

A pesar de no ser vecina de la calle, lleva trabajando en la librería Abarzuza desde 1997. “Yo no vivo en esta calle pero hago prácticamente la vida aquí, bajo a casa solo para dormir”, explicó entre risas. Es por ello que todos los vecinos y vecinas de la calle la conocen, y se acercaban a ella para agradecerle su labor y felicitarle por el reconocimiento. “Quiero agradecer mucho a los vecinos y a los amigos porque siempre se portan muy bien conmigo, y más en el día de hoy”, añadió Mari, quien disfruta de este día de fiesta “siempre que puedo”.

Programa de fiestas

Las fiestas de la calle de Santo Domingo cuentan con un programa de fiestas concentrado, porque el día contiene los suficientes actos para que disfruten los vecinos de todas las edades. El chupinazo estuvo ambientado musicalmente con Ezpelur Gaiteroak, mientras los residentes formaban un círculo y bailaban las canciones entonadas. Los más pequeños también gozaron persiguiendo a las personas que acudieron al acto con los dos toricos de ruedas que empezaron a rodar en cuanto se escuchó el estallido del cohete. Un gigante también descansaba en la acera, que fue creado por Jorge Milagro junto con los toricos hace “ventitantos años”.

Jorge tampoco es vecino de la zona: “Yo soy allegado. Llevo muchos años acudiendo porque mi cuñada es la dueña de la librería Abarzuza”, explicó. Cuando comenzó a celebrar estas fiestas sus hijos eran pequeños, y decidió fabricar un gigante y un torico de ruedas para que se divirtiesen. Afirma que fueron los primeros que aparecieron en esta calle. “Ahora vengo con los nietos, y se sigue repitiendo la historia incluso con las mismas figuras. Son justo los que están correteando con los toricos”, añadió.

Los residentes disfrutaron también de los pinchos de txistorra que volaban en cuanto salían del asador sidrería Zaldiko. Se servían junto a una rebanada de pan y un vaso de vino, y para quien quería colaborar con la calle, encima de la mesa había un hucha para aportar el granito de arena. Pasada la mañana en la que disfrutaron también de pinchos de txistorra, organizaron una comida popular autogestionada, a la tarde acudieron los gigantes de Alde Zaharra con los gaiteros Haizberri y más tarde realizaron un encierro de toricos de cartón desde los corralillos hasta el Ayuntamiento. Para finalizar con el día, se volvieron a reunir en la cena popular autogestionada y la noche estuvo ambientada con la actuación musical de Luziano.