Ride On, la empresa que gestiona las bicicletas eléctricas del Ayuntamiento de Pamplona, exige 2.500 euros a José Antonio Imirizaldu por romper una bicicleta al caerse en la cuesta de Santo Domingo el 3 de agosto.

Mientras esperaba a la ambulancia tumbado en el suelo, José Antonio, que estuvo 13 días ingresado en el hospital y lleva más de dos meses de baja, escuchó decir a la Policía Municipal que “parecía” que la bicicleta “no tenía daños visibles”.

Por eso, reclamó a Ride On que le desglosaran los gastos de reparación y, como no se los detallaron, recurrió al perito de su seguro.

“Al final, solo había que arreglar una rueda y el manillar. Se quedó en 400 euros. Me la quisieron colar”, denuncia este vecino de Mendillorri. Ride On asegura que no dispone de esa información y que aún no ha decidido qué cobrar a la aseguradora. 

El 3 de agosto, José Antonio descendía por la cuesta de Santo Domingo en una bicicleta eléctrica cuando la rueda delantera le hizo un extraño y salió disparado contra la pared. “No sé qué paso. Igual la rueda se quedó enganchada en el adoquín. En la calle no había nada”, asegura.

José Antonio se dio “un buen golpetón”: nariz rota, cinco puntos en la cabeza y heridas en el brazo y la muñeca izquierda. “Estuve 13 días ingresado porque me salía líquido del cerebro por la nariz”, relata.

En la cama del hospital, recibió un correo electrónico de Ride On en el que le demandaban 2.500 euros porque los daños habían “inutilizado” la bicicleta y se había retirado del sistema.

“No me lo podía creer. La bici no estaba asegurada. Al bajarme la app, no me había leído los términos y condiciones y la empresa no cubre nada de nada”, se queja. 

En ese momento, José Antonio se acordó de que, mientras esperaba tumbado a la ambulancia, los agentes de Policía Municipal que atendieron su accidente decían “la bici parece que no está rota. Ellos no vieron daños graves a simple vista. El que salió disparado contra la pared fui yo, la bici se quedó en el suelo. Ojalá la bici se hubiera jodido entera y a mí no me hubiera pasado nada. A gusto hubiera pagado los 2.500 euros”, bromea. 

Por eso, José Antonio, que “andaba con la cabeza mal y no tenía ganas de teléfonos”, pidió a su hermana que contestara a ese correo y preguntara a Ride On de dónde salían los 2.500 euros. “En el email no me decían qué daños tenía la bici ni cuánto costaba arreglar cada pieza. Pedí que me desglosaran los gastos”, indica.

Sin embargo, la empresa le envió una factura de 2.500 euros sin ningún tipo de detalle. Únicamente le decían que el “coste total de sustitución” ascendía a esa cantidad, que la reparación era “responsabilidad del usuario” y le adjuntaban el número de cuenta en el que debía ingresar el importe. 

Ride On defiende que sus términos y condiciones contemplan una penalización de 2.500 euros si los daños sufridos inutilizan la bicicleta por completo y se tiene que retirar del sistema.“No se trata por tanto de la reparación y el desglose de cada uno de los componentes”, aseguran. 

Visita a la policía

A las dos semanas, los médicos le dieron el alta y José Antonio se pasó por las oficinas de Ride On, ubicadas en la avenida Galicia, para que le aclararan “de una vez” por qué tenía que pagar 2.500 euros.

“Quería que me dieran explicaciones, que me detallaran cuánto costaba arreglar cada elemento de la bicicleta. Me dijeron que ya me habían contestado por correo y que estos problemas no se resolvían personalmente. Nada más”, lamenta.

Según Ride On, los trabajadores de la empresa han hablado “en numerosas ocasiones” con José Antonio y le han explicado que la “inutilización” de una bicicleta se penaliza al usuario con 2.500 euros.

En la conversación presencial que mantuvieron en las oficinas de la avenida Galicia, le comunicaron que “por cuestiones de calidad del servicio” Ride On realiza los trámites a través de la plataforma de atención al cliente. “De esta manera, no perdimos información del proceso. Se queda todo registrado”, argumentan. 

José Antonio no se rindió y para refutar su tesis –que la bicicleta no estaba totalmente rota– acudió a las oficinas de la Policía Municipal, donde preguntó si se había levantado atestado de su accidente.

“Los agentes dijeron que la bici aparentemente estaba bien, pero que no sabían si tenía daños por dentro. La batería podía estar rota”, matiza.

A pesar de contar con esa información, José Antonio no sabía cómo forzar a Ride On a que le enseñaran la bicicleta. Como última opción, recurrió al seguro de su casa que, por suerte, le cubría este tipo de accidentes. “Me libré de un marrón muy gordo”, confiesa. 

El perito de la aseguradora se puso en contacto con Ride On y les pidió que le mostraran la bicicleta para tasar los daños. “Solo se había roto una rueda y el manillar. No es de recibo que hayan tratado de esconderme esta información. Estuve venga a preguntar y no me decían nada. Tuvo que ir el del seguro ”, afea.

De 2.500 a 400 euros

El seguro valoró los desperfectos en 400 euros, 2.100 euros menos de los que Ride On inicialmente reclamó a José Antonio. “Menos mal que insistí y tenía un seguro. ¡Bufff!”, comenta aliviado. 

Según Ride On, el perito de la empresa aseguradora no les ha comunicado esa información. “Más allá de la rueda delantera y el manillar, del informe realizado por nuestro equipo de mantenimiento se deriva que tanto la horquilla como el cuadro están dañados. La bicicleta no puede volver al servicio porque no sería seguro para el resto de usuarios”, subraya.

Ride On insiste en que aún no se han cobrado ni los 2.500 ni los 400 euros porque están a la espera del informe del perito. 

Bicis con seguro

José Antonio relata su caso para que la ciudadanía sepa que las bicicletas eléctricas del Ayuntamiento de Pamplona no cuentan con un seguro.

Nunca leemos nada, pero Ride On, en los términos y condiciones, deja bien claro que los daños los paga el usuario”, avisa.

Además, reclama al Consistorio que el servicio disponga de “un mínimo de cobertura. Al menos, en las caídas fortuitas en las que no hay negligencia. Si hay que pagar un poco más se paga, pero que tenga un seguro a terceros”, insiste.