¿Qué tienen en común Málaga, Logroño, León, Salamanca, Sevilla o Granada?

Son seis ciudades que se han puesto firmes con las despedidas de soltero: control de los ruidos, multas por utilizar los megáfonos e incluso Málaga ha prohibido transitar por la calle en ropa interior, con complementos con forma de genitales o con muñecas de carácter sexual.

Además, hosteleros de estas capitales, amparados en el derecho de admisión, vetan estas celebraciones en sus restaurantes.

¿Y cuál es la situación en Pamplona? En el último año se ha vivido un repunte y, aunque el Casco Viejo sigue sin ser un “destino referente”, el Ayuntamiento no quiere que la ciudad se “convierta en un segundo Logroño", avisa el concejal de Seguridad Ciudadana, Javier Labairu. 

Las despedidas de soltero, insiste Labairu, "no son un problema por ahora, no queremos que lo sean en el futuro y tomaremos las medidas que hagan falta”. 

Pamplona no quiere ser una ciudad de despedidas de soltero y prueba de ello es que el Ayuntamiento, en el último año, ha denegado todas las solicitudes de permisos de gente que quería celebrar el fin de la soltería con una charanga por el Casco Viejo.

“Hemos tenido un repunte de estas peticiones. Han sido una veintena y las hemos prohibido todas porque generan perjuicios para el vecindario. Para dar el visto bueno necesitamos una justificación más sólida”, señala.

El Consistorio impide estas salidas basándose en las ordenanzas sobre niveles sonoros y uso de la vía pública. “Tenemos herramientas suficientes”, indica. 

La normativa municipal no dice nada sobre transitar por la calle con complementos con forma de genitales o con muñecas de carácter sexual.

“No estamos viendo estas conductas, pero si aparecieran se podrían introducir restricciones como las de Málaga o Logroño. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, apunta.

Despedidas en sidrerías

Megáfonos en las comidas y gente encima de la mesa

Juan Carlos Oroz, portavoz de la Asociación Navarra Pequeña Empresa de Hostelería (ANAPEH), asegura que ningún establecimiento asociado veta “oficialmente” estas celebraciones.

“Si al reservar se les escapa que vienen de despedida, algunos compañeros les dicen que no tienen sitio y se evitan el jaleillo”, reconoce Oroz.

Según el portavoz de ANAPEH, los restaurantes se pueden permitir el “lujo, entre comillas, de elegir el tipo de comensal que quieren porque el sábado al mediodía hay muchísima demanda. No damos a basto”, afirma. 

Sin embargo, la mayoría de gente se calla que son una despedida y cuando los hosteleros se percatan ponen la venda antes de la herida.

“Les avisamos de que se tienen que comportar porque hay otros clientes que también están comiendo. Ponemos las normas claras y si no quieren cumplirlas me da igual quedarme con 15 comensales menos”, indica. 

Oroz defiende que la mayoría de las despedidas son “cívicas”, pero también se ha encontrado en su sidrería de la calle Estafeta con personas que no se “conforman con ir disfrazados y tienen que gritar con megáfonos y hacer ruido con sirenas”, critica.

También ha visto a gente subirse a las sillas y mesas para hacer el “garrulo. Les llamas la atención porque estas actitudes perjudican a los camareros y al resto de comensales”, lamenta Oroz. 

Las cuadrillas que están de despedida suelen comer en sidrerías porque ofrecen el “ambiente de mesa corrida y kupela. No eligen un restaurante de 100 euros el cubierto y servilleta y mantel”, insiste.

Estas celebraciones se concentran en primavera, cuando más bodas se ofician, y el resto del año es “un goteo porque no somos un destino preferente”, apunta. 

En la misma línea, Oroz tampoco ha notado que las despedidas hayan “incrementado exponencialmente” desde que ciudades del Estado imponen restricciones a estos festejos.

“Todavía no es un problema para la hostelería y desde el sector no vemos necesario, por ahora, tomar medidas. Que cada restaurante lo gestione como quiera”, subraya. 

Vecinos del Casco Viejo

Medidas contra el “parque temático” y gentrificación

La gran mayoría de estas celebraciones se dan en las calles del Casco Viejo, que ha sufrido “un pequeño repunte desde que el centro de Logroño, que está a tiro de piedra, se ha blindado contra las despedidas”, explica Rocío García, de AZ Sare Komunitarioa.

El volumen todavía “no es exagerado” y Rocío señala que “no se les puede imputar solo a ellos” los inconvenientes que el Casco Viejo padece cada fin de semana: suciedad, meadas, masificación... “No son los únicos responsables. Por ejemplo, tenemos meadas durante todo el año”, apunta.

Eso sí, las despedidas sí que están agudizando el problema de los ruidos. “Los megáfonos y las sirenas se han puesto muy de moda. Van cantando por la calle y es muy molesto”, lamenta Rocío. 

AZ Sare Komunitarioa no pide “medidas exclusivas” contra las despedidas de soltero porque son “una gota más” de la gentrificación que sufre el Casco Viejo.

“Estas celebraciones suponen dar un paso más en la conversión del Casco Viejo en un parque temático, pero no generan inconvenientes tan graves como para exigir unas medidas exclusivas”, reflexiona Rocío. 

Por eso, AZ reclama al Consistorio acciones que reviertan la gentrificación que sufre el barrio. Entre ellas, instalar más baños públicos, colocar sonómetros para “que se haga un estudio del ruido que aguantamos”, declarar el Casco Viejo zona saturada de apartamentos turísticos y organizar eventos –carreras y conciertos– en otros lugares de Pamplona.

“La gentrificación es una espiral muy compleja y hay muchos actores interrelacionados. Hay que atajar el problema en general, no poner medidas exclusivas contra las despedidas de soltero”, subraya Rocío. 

Empresas de despedidas

Cenas, humor amarillo, paintball o fútbol burbuja

“Los sábados tienes una cita con la cena más elegante y gamberra de Pamplona”. Así publicita una empresa de despedidas de soltero el espectáculo La cena secreta que, por 59 euros por persona, incluye comida, entrada a una discoteca, drag queens y DJ.

El show, especifican en su página web, no incluye un espectáculo erótico: “No hay nada ofensivo que pueda hacer pasar un mal rato a nadie”.

Esta empresa también incluye otras actividades para despedidas como humor amarillo –competición en hinchables, guerra de karaoke y barra libre–, paintball en escenarios temáticos, gymkana urbana –pruebas y retos por el centro de Pamplona–, fútbol burbuja –una hora de pachanga dentro de unas burbujas–, tardeo –una carpa con música de discoteca, un chill out con camas balinesas, minijuegos y fiesta de espuma– o comida campera con DJ y karaoke. El precio por persona de estas actividades oscilan entre los 35 y los 75 euros.