Uno de los locales más grandes del Casco Viejo, sin uso desde que cerrara hace unos 15 años, la histórica peletería Euskal Piel en los número 37 al 41 de la calle Zapatería, quiere abrir el año que viene con otro fin, el de restaurante. Y lo hará, de nuevo, de la mano del hostelero Jorge Goicoechea, que a pesar de que justo acaba de inaugurar una croquetería en la calle Pozoblanco, se sumerge de nuevo en un ambicioso proyecto de hostelería, y tiene 5 ahora mismo.

Preguntado por este periódico, él mismo lo confirma: “Estamos empezando la reforma, pero nos gustaría abrir para los Sanfermines de 2025”, indica Goicoechea.

Al estilo del tepanyaki japonés, donde la plancha rusiente cocina los alimentos in situ y al momento, delante del comensal, pero, aún más, será una especie de 'háztelo tú mismo', porque cada mesa (serán especiales hechas ex profeso) contará con su plancha para que cada cliente se cocine las verduras, el marisco, el pescado o la carne.

Como cuando se saborea una fondue o una raclette, pero con un punto más: “No es una plancha que acaba enfriándose. Trabajamos con un chaval que ha ideado una mesa con resistencias que permanece horas caliente”.

Imagen reciente del antiguo Euskal Piel de la calle Zapatería, en un edificio protegido por el catálogo. Patxi Cascante

Readaptado a la normativa de hostelería

El proyecto está tomando forma con la mirada puesta en el año que viene y se ha reactivado ahora después de años en el cajón. Porque, desde que cerró Euskal Piel, las características del local, de 1.150 m2 en 3 plantas (sótano, baja y primera) y con salida de humos, lo habían convertido en un objeto codiciado para los inversores de cara a montar un negocio hostelero, pero ninguno acababa de cuajar.

Hay que recordar que en 2015 hubo una moratoria de hostelería que paralizó varias licencias, entre ellas una de restaurante autorizada para este local, un parón que supuso además el cambio de normativa municipal, de tal manera que a partir de 2017 solo se permitirían nuevos restaurantes de hasta 450 m2, y a una distancia de 25 metros respecto a otro restaurante

En enero de 2017, ya levantada la moratoria, los expedientes en tramitación fueron retomados, pero el presentado para Euskal Piel se desestimó definitivamente, ya que planteaba “un restaurante de 872 m2", excediendo lo que recogía la nueva norma. Meses después, se presentó uno nuevo readaptado para cafetería reduciendo superficies y recibió licencia en septiembre de 2017 para cafetería restaurante solo en la planta baja. Pero se paró de nuevo, y le sobrevino después la pandemia.

El movimiento al local de Euskal Piel volvió en 2022, cuando en mayo la propiedad del local, Carlos Echeverría Mazo, recibió licencia para "supresión de barreras arquitectónicas con instalación de ascensor y adecuación de edificio". Y ahora, casi un año después, está comenzando a definirse el proyecto hostelero, éste de la mano de Jorge Echeverría, y en el que prevé que trabajen a futuro unas 15 personas.

Dadas las limitaciones de superficie de uso que exige el PEPRI para actividades hosteleras, el restaurante, de unos 300 m2, ocupará la planta baja y la cocina irá en la primera, mientras que el sótano queda sin uso. Y, como tuvieron que hacer otros negocios en su día, se plantea otros usos para aprovechar los metros sobrantes, unos 150, como sala de juegos infantil.