"Comida tradicional, con productos frescos, tratados de una manera muy natural, limpia y ligera, sin aspavientos". Así de precisa, humilde y certera es la definición de lo que la familia Guerrero Labairu ofrece en su recién inaugurada tienda de venta de comida y obrador en Mendebaldea (Irunlarrea, 29), Caprichos en tu mesa.
LOS ORÍGENES
Históricos de la hostelería pamplonesa, el matrimonio formado por Paco (65 años) y María Jesús (60 años), junto a su hijo Pablo (32 años), llevan a sus espaldas una vida entera de atención al cliente tras una barra.
Primero fue en la rochapeana La Bodega de 1985 a 2001 y, desde entonces, en La Picachilla de la plaza de Yamaguchi hasta 2023. Paco llegó a la edad de la jubilación y traspasaron el negocio en octubre de ese año.
Pero en los tres permanecía ese gusanillo que no era otro que el anhelo de seguir sirviendo a los demás. Especialmente en María Jesús, la artífice del proyecto. A pesar de llevar 37 años compaginando su trabajo como administrativa de Pediatría en el Hospital Universitario de Navarra con su pasión por la cocina, todavía mantiene ilusión y energía para continuar entre fogones.
LA OPORTUNIDAD
Este verano les surgió la oportunidad. La carnicería Diez, al lado de su casa, bajó la persiana por jubilación en julio y no tardaron en llegar a un acuerdo. 105 metros cuadrados que han podido adaptar para sus labores.
"Nos encajó bastante bien el local. Además, queremos hacer barrio. Hay unos vecinos que trabajan verduras de muy buena calidad, con el panadero artesano voy a poder hacer hojaldre natural para las empanadas. Me gustaría que pudiéramos trabajar unos con otros", explica María Jesús.
Así, en "cuatro días" con su hijo, decidieron embarcarse en el negocio. "Desde que dejamos La Picachilla, o antes incluso, teníamos esa idea de hacer algo para llevar, un capricho... De ahí viene el nombre", rememora su hijo Pablo.
En definitiva, acota el joven, "Caprichos es la continuación de un modo de vida, de una filosofía y una forma de entender la cocina".
LAS COMIDAS
Completamente autodidacta, gracias a sus más de 200 libros de cocina y revistas, María Jesús disfruta preparando chipirones rellenos, ensaladilla rusa, albóndigas, lentejas, menestra, cordero o tartas.
"He vuelto a la cocina tradicional, que es donde aprendí. Siento que vuelvo a mis raíces, la que ahora se hace poco. No sé muchas técnicas de la moderna, me gusta la clásica, sacar la esencia de cada producto y ver qué puedo aprovechar de él", explica María Jesús. Pablo, graduado en Nutrición y Dietética y especializado en Nutrición Clínica, añade que en su cocina hay "cero conservantes y estabilizantes. Los únicos ingredientes que no se ven son el aceite de oliva, la sal, el ajo y la cebolla".
Su propósito es ofrecer un menú equilibrado y saludable e ir cambiando la oferta de productos cada dos semanas. "Desde 12 euros te llevas una ración de lentejas o pasta y unas albóndigas o ensaladilla. O un trozo de empanada y otro de lasaña a 9 euros. Una ración de ajoarriero está a 12 euros y una merluza a la romana y Rigatoni por 15 euros", ejemplifica Pablo.
EL DETALLE
Enamorados del detalle, tienen exquisito cuidado por la calidad de los productos, el modo de preparación, la conservación al vacío, el impacto medioambiental y, por supuesto, el disfrute y la seguridad del cliente.
Llega a tal punto que utilizan envases microondables de cartón con los que, al meter en el microondas, no hay migración de plástico a la comida. Incluso han comprado un microondas para que los clientes puedan calentar sus pedidos allí mismo.
INICIOS Y PLANES DE FUTURO
No saben a dónde les llevará el proyecto, pero tienen claro que quieren estar los tres y disfrutar. Por ahora, atienden al público de lunes a viernes de 10 a 15 horas y de 17 a 19 horas, y sábados y domingos, de 10 a 15:30 horas, por teléfono y email, y tienen una página web, elaborada por la productora navarra Panda Producciones, también creadora del logo de la tienda.
Con el tiempo, María Jesús quiere hacer pedidos por encargo, para cumpleaños, comidas familiares u otras ocasiones especiales.
En cuanto a los inicios, "la sensación es buena y aspiramos a crear clientela", asegura Paco. Un ejemplo de la buena acogida es que, en solo cinco días, han vendido 50 kilos de chipirones.
"Está viniendo mucha gente y hay quienes ya repiten", agrega Paco: "Siento que estamos recogiendo lo que sembramos en La Picachilla".