Un jantoki que abre cada martes en el Arrano de la calle Redín, con un menú de 7 euros. Este martes echó a andar una nueva temporada del comedor popular de Alde Zaharra, el primero puesto en marcha en un barrio de Iruña. De menú, ensalada, sopa, puré y leche frita con chocolate caliente, que han saboreado con gusto cerca de una cuarentena de vecinas y vecinos del Casco Viejo. Se trata de algo tan banal como sentarse a la mesa, pero detrás de esta idea hay un interesante proyecto cooperativo que tiene como objetivo hacer barrio.
El Comedor Popular de Alde Zaharra es una de los proyectos del colectivo vecinal AZ, enmarcado en el talde de cooperativismo. Hortensia Serrano, una de las integrantes del grupo motor, explica que “se trata de poner en marcha distintos proyectos cooperativos y mejorar la calidad de vida del barrio y de las vecinas”. Recibe el nombre de “comedor popular para diferenciarlo del comedor social” (que ya hay dos en el Casco Antiguo). El año pasado se desarrolló los miércoles de febrero a junio, con gran éxito de participantes, tanto que si en febrero y marzo se abrió para 50 comensales, de abril a junio hubo que ampliarlo hasta los 70. Se calcula que más de 150 personas acudieron de forma asidua al comedor, aunque las comidas servidas superaron el millar.
Este año, el jantoki popular se ha pasado a los martes. ¿Cómo apuntarse? Hortensia explica que hay que hacerlo con antelación (en los locales de Auzoenea, en la calle Aldapa), de tal manera que la organización pueda saber antes cuánta gente va a ir y así no se desperdicia comida: “Hacemos un sistema de bonos para siete martes”, detalla y añade que este año el precio ha pasado de 6 a 7 euros el menú (49 euros el bono de 7), aunque, por sugerencia popular, “se puede pagar también 9 euros (63 euros el bono)o hasta 11 euros (77 el bono), “según se quiera”, como una forma de colaborar con el proyecto: “A muchas vecinas les parecía muy barato 7 euros, y han propuesto pagar más”. Acaba de arrancar y ya funciona. De hecho,se habían apuntado 37 vecinas y vecinos del Casco Viejo, pero este martes han acabado yendo 42. Como ventaja, se puede comprar el bono, y “pasarlo a un familiar o amigo, si tú no puedes ir, por ejemplo”.
Las personas jubiladas mayores de 65 años del Casco Viejo suponen más de la mitad de los comensales del jantoki de Alde Zaharra. “La otra mitad son gente trabajadora, a turnos partidos, por ejemplo, o que tiene que ir a por los críos, y vienen comen y se van a por ellos”. La cuestión es, según el grupo motor, “facilitar la vida a la gente”. En el caso de las personas mayores, muchas de ellas viven solas, y esta es una oportunidad de que puedan socializar. “Están encantadas, porque un día a la semana tienen la oportunidad de comer en compañía. Hacemos mesa corrida y cada cual se sienta con quien le toque y están ahí de charla”. En un ambiente interegeneracional, las sobremesas se alargan hablando de los chascarrillos del barrio, si ha cerrado un comercio o abre otro... “El año pasado, algún grupillo quedaba antes para echar el vermú y luego ir a comer”. Una forma de sacar de la monotonía a vecinos o vecinas de toda la vida, que han acabado solos.
¿Por qué un comedor popular?
La red AZ lo tiene claro: “Un elemento es el comunitario, intentar salir del individualismo y que sea un comedor comunitario donde se comparte”. Pero hay otras razones de peso que avalan la iniciativa: “La idea es que sea en su mayor parte producto ecológico”, explica Hortensia, quien añade que se mira también a un futuro más sostenible:“Se abaratan costes, porque es mucho más caro hacerse la comida para una sola que la de un grupo”, y además, tiran del comercio del barrio, del mercado y las tiendas de toda la vida. Alguna cosa llega del huerto de Piparrika, aunque están trabajando con un huerto “a medias” con Haritu (la red de apoyo mutuo).
Pero, además, tras este jantoki está la idea de recuperar “tiempo de vida, reduciendo la carga de horas ante los fogones”, y compartir este tiempo, “fomentando los cuidados entre la gente del barrio”.
Hacia una cooperativa
Con la experiencia que van adquiriendo, a futuro les gustaría crear una cooperativa, y que el servicio pudiera autofinanciarse. “Abrir el comedor de lunes a jueves, por ejemplo”. Para eso necesitan, sobre todo, disponer de un local de forma permanente. Ahora están utilizando el que les proporciona la sociedad Arrano, en la calle Redín, pero han contactado también con las peñas del Casco Viejo por si pueden colaborar.
Este martes, 42 vecinos y vecinas de Alde Zaharra, dieron buena cuenta del menú de Jokin Salegui. Cartas semanales que se encarga de archivar en una base de datos Iker, para que consten los consumos y poder ajustar los gastos. Junto a Hortensia, Jokin e Iker, detrás del proyecto de comedor de Alde Zaharra están también Asier Cabodevilla, Mikel Gortari, José Luis, Kris Galar...
Y con la filosofía de desperdicio 0. “Lo que sobra cada día, no se tira, se prepara en tápers para que se aproveche”. On egin!