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ANAPEH, en contra de la doble puerta: “Es ineficaz, como matar hormigas a cañonazos”

Juan Carlos Oroz: “La medida es absurda y surrealista porque no reducirá el ruido en el Casco Viejo”

ANAPEH, en contra de la doble puerta: “Es ineficaz, como matar hormigas a cañonazos”Unai Beroiz

“Es matar hormigas a cañonazos”, señala Juan Carlos Oroz, portavoz de ANAPEH. La asociación de hostelería se opone al sistema de doble puerta porque considera que es una medida “surrealista y absurda” que no reducirá el ruido en el Casco Viejo.

No aportará tranquilidad a la calle. Si fuera eficaz, lo haríamos encantados. Muchos hosteleros somos vecinos del barrio, somos conscientes del problema y palpamos lo que sucede”, confiesa Oroz. 

En primer lugar, Oroz argumenta que la mayoría de estos negocios –bares y cafeterías– cierran antes de medianoche e indica que está prohibido sacar bebida fuera de los locales –ni en plástico ni en cristal– a partir de las 22.00 horas entre semana y las 23.00 los viernes y sábados. “Somos establecimientos gastronómicos que vendemos la cultura y costumbres de Pamplona con un vino y una cerveza”, expresa.

En segundo lugar, Oroz defiende que estos locales no utilizan la música “como reclamo” y que es “completamente testimonial y residual”. En la misma línea, recuerda que, desde la modificación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) en 2017, los bares deben contar con un sonómetro CESVA –registra el sonido que se emite en el local minuto a minuto– y un limitador, que, en el momento que se alcanzan los decibelios permitidos, regula el volumen de la música. “No podríamos ponerla más alta, aunque quisiéramos”, asegura.

Oroz subraya que los límites sonoros “casi se superan” con la mera conversación de los clientes, insiste en que de los bares sale poco ruido y adelanta que estarían dispuestos a renunciar a la música “si realmente es el causante de las molestias en la calle. El problema se solucionaría rápido y sin necesidad doble puerta”. 

ANAPEH cree que la cuestión radica en el consumo de alcohol y comida en la calle durante la noche y avisa de la “proliferación sin control” de tiendas de alimentación en las que se venden pizzas o kebabs para llevar. “La comida rápida aglomera a gente en sitios concretos porque estos locales no disponen de espacio para consumir en el interior”, lamenta.

Oroz también alude al “botellón clásico”, que concentra a grupos numerosos en la calle. “La gente que hace botellón busca ambiente y muchas veces va con altavoces para poner música. Esto no tiene nada que ver con la hostelería”, se desmarca. Por eso, pide al Ayuntamiento que aumente la vigilancia sobre estas prácticas si “queremos cuidar las noches y haya menos alboroto en la calle”.

La asociación de hosteleros también se opone porque “el perjuicio” económico es “incalculable”: obras, gastos, pérdida de espacio, dificultades de accesibilidad o reducción de visibilidad.

Además, les hubiera gustado una mayor “colaboración” del Ayuntamiento en el proceso. Por ejemplo, no comparten que el bar/cafetería deba encargar por su cuenta un informe técnico, redactado por un arquitecto, en el que se demuestre la imposibilidad física de instalar la doble puerta.

“Nos podían haber ayudado y hubiera bastado con una visita en persona en los casos en los que es claramente inviable colocar el vestíbulo”, ahondan.