Celebran medio siglo de existencia, efeméride que merece un documental “para reflejar la historia de vida de la asociación y del barrio de San Juan de la mano de distintos miembros que fueron protagonistas directos”, explica Hodei Tapia, de la Asociación de Vecinos Donibane. Ese “ejercicio de memoria colectiva” para reflejar “el trabajo de uno de los organismos sociales más longevos de nuestro barrio” se presenta en sociedad el sábado 26 de abril (12.00 horas, Civican). Y en la web Itsulapikoa han puesto en marcha una campaña de crowdfunding para financiar la cinta.
Su primer socio fue Martín Aguirre, se pagaba una cuota de 10 pesetas y, según consta en el libro de registros, desde 1975 hasta 1984 llegaron a sumar 912 socios. Un arranque potente. “Los principios es toda la explosión de la década de los 70, no es algo propio del barrio, se da en todo el país. Es una década muy virulenta en cuanto a estallido social, las grandes huelgas... estábamos en un barrio de trabajadores y estaban los cabezas de familia de huelga día sí día también”, describe Javiertxo Andiarena en el documental.
“Murió Franco y es como si nos hubieran abierto a los toros el corral, queríamos hacerlo todo. Necesitábamos locales para organizarnos, porque estábamos dispersos. No era una situación de este barrio, sino de todos”, añade Gotzone Isiegas, que destaca que ese germen existía “mucho antes” de la muerte del dictador. “Los organismos populares eran muy importantes en el barrio”.
Ramón Vélez de Mendizábal se incorporó a la asociación en 1985. La realidad política y social había cambiado. “Éramos cuatro pelados y el del tambor. Las asociaciones habían caído porque los ayuntamientos democráticos estaban funcionando. El barrio no tenía ni fiestas. Éramos muy pocos, pero se interactuaba con el resto de grupos; los ecologistas, antirrepresivos, los internacionalistas... y cuando había una reivindicación con fundamento, la cosa se movía porque había un germen popular”.
“Esos primeros vecinos y vecinas del barrio, como le pasa a todo el mundo, cuando son más jóvenes están muy activos y conforme empiezan a tener familia bajan un poco. Y cuando las nuevas generaciones retomamos la asociación esa lucha vecinal, salvo cosas puntuales, no se daba. Entre otras cosas porque pues a nivel urbanístico estaban conseguidas. Por ejemplo, me acuerdo de la gasolinera de la de la avenida”, describe por su parte Koldo Osinaga.
La asociación pierde fuelle y, reconocen sus integrantes, está “a punto de desaparecer”. El año 2008 marca un punto de inflexión. Lo que pudo ser la puntilla para el colectivo se convierte en su acicate definitivo. Les echan del local de la caja de ahorros municipal en el que se reunían y pasan dos años en la calle. “Eso fue el repunte. Se hizo un proceso de debate, un diagnóstico del barrio y un proyecto. Dijimos ‘a esto hay que darle una vuelta. Tenemos que resurgir’. Conforme nos echan, empezamos a trabajar”, añade Osinaga.
Al principio, en la calle. “Yo estaba en el movimiento juvenil, y nos juntábamos todos los viernes en la plaza de la Asunción, si llovía en el porche de la Iglesia...”, cuenta Irati Zabalza. Hasta que, en 2010, alquilan y reforman su actual local, que era el Obrador de Sandra. “Tener un lugar a resguardo donde juntarnos se pone en valor tras dos años en la calle. Y atrae a más gente”, añade.
De aquel diagnóstico surgió incluso un concurso de nombres. Ganó, y así se rebautizó la asociación, San Juan Xar. El manantial situado entre Igantzi y Arantza “como metáfora del agua que vuelve a brotar”, explican.
La asociación hoy
La asociación hoy en día goza de buena salud y “no damos abasto”. Suman unos 250 socios, 60 de ellos activos en diferentes grupos: fiestas, cultura, relación con otras asociaciones y entidades, el día a día, un grupo juvenil, el infantil de San Juan Xar Txiki –que también cuenta con local propio– el movimiento feminista... “A mí me ha aportado identidad. Y estar trabajando en colectivo para intentar que este barrio sea mejor, mejorar las relaciones y la vida de del día a día”, cuenta Zabalza.
“Al final ese es el fundamento por el un chaval del barrio coge un kiliki con 16 años para tres días. El mismo fundamento por el que diez años más tarde estás peleándote con el concejal de urbanismo por lo que sea”, opina Andiarena, que cree que “en un futuro muy cercano van a ser my importantes las redes comunitarias, de apoyo. Como se demostró en la pandemia. Creo que es el gran reto que tienen”, considera.
“Lo bonito de la asociación es que ha sido un ente dinámico, que ha ido cambiando. No ha sido una asociación cerrada sino que se fue pasando el testigo según iban viniendo nuevas personas, porque si no hubiera sido algo monolítico”, opina Iosu Salvatierra.
“Las que vendrán, que ojalá puedan vivir esto como lo hemos vivido los que lo estamos viviendo ahora, que lo continúen como ellas crean”, dice Osinaga.
“Toda esa transmisión de generaciones a generaciones le da una mayor fiabilidad y potencialidad al proyecto, y por supuesto porque es mucho más integrador”, considera Ramón, que tiene claro que “este tipo de movimientos y organizaciones hoy en día son fundamentales. Porque estamos asistiendo a una avalancha de la ideología liberal, en la que te dice que tú a lo tuyo y déjate de rollos y de historias. Pero la historia nos dice todo lo contrario: que para que haya avances sociales hace falta que las clases, fundamentalmente populares, se junten. San Juan Xar tiene que seguir, y además le auguro un buen futuro. No hay más leña que la que arde. O le das o se apaga”.