Ana Osés, una trompetista navarra en la élite musical alemana
Esta joven de Olite ha entrado este mes como trompetista en la Staatskapelle Berlin, una de las orquestas más importantes de Alemania
Ana Osés (Olite, 29 años) nunca se planteó de niña que acabaría tocando la trompeta en una de las orquestas más antiguas y prestigiosas deAlemania. Su relación con la música nació en casa, porque su padre también era trompetista, y durante mucho tiempo lo vivió todo como una simple afición: tocar con amigos, formar parte de una charanga y divertirse en las fiestas del pueblo. Pero la vida fue llevándola poco a poco por otro camino. Hoy se prepara para empezar una nueva etapa en la Staatskapelle Berlin, una orquesta con más de cuatro siglos de historia y un enorme peso en la vida cultural de la capital alemana. “Hasta los 18 años lo hice todo por diversión, para tocar con amigos y pasármelo bien”, suele repetir. Sin embargo, aquella afición acabó abriendo un camino que la ha llevado mucho más lejos de lo que jamás hubiera imaginado cuando cogió una trompeta por primera vez con siete años en la Escuela de Música de Olite. “Javier Blázquez fue mi profesor en la Escuela de Música Jesús García Leoz de Olite hasta los 17 años, momento en el que decidí pasar al Conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona”.
Allí pasó cinco años formándose con otro profesor olitense, Javier Losarcos. “Lo curioso es que decidí a dar el paso porque dos amigos míos también lo hicieron y éramos uña y carne”, recuerda. Así comenzó un camino que, poco a poco, iría ganando seriedad. Tras Iruña, Ana hizo las maletas y se marchó a Salamanca, a cursar el grado superior en el Conservatorio Superior de Castilla y León, con el profesor Roberto Bodí.
En paralelo, durante la época formativa, Ana nunca perdió el vínculo con la música popular de su entorno. Tocó en la Txaranga Cidacos, colaboró con otras formaciones como la Forris’tar y pasó ocho años en la orquesta Yatagan. Siempre lo hizo con la misma motivación: compartir la música con amigos. Esa mezcla entre lo festivo y lo académico ha marcado su manera de entender el instrumento. “Para mí la música siempre ha sido diversión, algo que me hacía feliz”, resume. Esa idea, trasladada hoy a orquestas internacionales, sigue guiando su trayectoria.
El salto a Berlín
Tras terminar los estudios en España, Ana decidió buscar nuevos horizontes. Presentó una solicitud para estudiar un máster en la Universidad de las Artes de Berlín y fue admitida. Desde hace dos años vive allí y recibe formación del reconocido trompetista Gábor Tarkövi. La adaptación no fue sencilla. Aprendió alemán en Olite durante ocho meses con clases online, pero al llegar a Berlín se encontró con un idioma lleno de acentos y matices. “No puedes ser la misma persona en un país cuando no controlas el idioma. Aquí soy una persona abierta, pero allá, especialmente al principio, tenía una personalidad más cerrada. Ahora lo llevo mejor”, cuenta.
En abril de este año, Ana se presentó a una audición en el Theater Kiel, en el norte de Alemania, cerca de la frontera con Dinamarca. Ganó la plaza y llegó a plantearse mudarse a esa ciudad. Sin embargo, poco después probó suerte en la Staatskapelle Berlin. También superó la audición y la decisión se volvió evidente. “Se me hizo duro decir que no a Kiel, porque era una oportunidad buena, pero no tenía dudas. En Berlín tengo amigos, la ciudad me gusta y la oferta cultural es enorme”, explica.
La Staatskapelle Berlin, fundada en el siglo XVI, es una institución histórica cuya actividad se centra en la ópera, aunque también ofrece conciertos sinfónicos. Es una de las formaciones más prestigiosas de Alemania y supone un salto profesional enorme para cualquier músico joven. Así, Ana comenzará este mes de septiembre un año de prueba. Al cabo de esos doce meses la orquesta decidirá si encaja en el grupo. “Si paso ese periodo me gustaría quedarme allí mucho tiempo”, afirma, aunque sin perder de vista que su carrera puede cambiar en cualquier momento.
Entre dos culturas
Hablar con Ana es toparse con una idea clara: en España sobran músicos con talento, pero faltan oportunidades. “En Alemania hay más orquestas y más posibilidades de tocar. Aquí en España lo que hay son muchas bandas en los pueblos, pero no tantas opciones de ganarse la vida como músico profesional”, explica. Ese contraste explica por qué tantos intérpretes españoles viajan a Alemania para continuar su carrera. “Es una pena, porque en España hay músicos muy buenos, pero si no se generan oportunidades es imposible que se queden”, lamenta.
La diferencia cultural se percibe también en la relación con la música. En Navarra y en general en España, la vida festiva está estrechamente ligada a las charangas, las bandas y la música en la calle. “Eso en Alemania no se da. Allí la música está más vinculada a la orquesta, es más profesional y serio”, compara. Por el contrario, lo que sorprende en Alemania es la cantidad de gente joven que acude a la ópera. “Cuando vienen amigos míos a verme tocar se sorprenden de ver tanto público joven. Eso en España no pasa. Aquí la ópera no atrae a esa generación”, dice.