En 1970,
y más concretamente en el mes de febrero, dentro del recinto de la Ciudadela pamplonesa se estaba procediendo a derribar los edificios militares que durante décadas habían colmatado su perímetro interior. Almacenes y pabellones realizados en obra, edificios sin valor histórico que estaban destinados a satisfacer las necesidades de la guarnición militar que había ocupado esta parte de Pamplona durante cuatro largos siglos.
El día 2 de febrero, el fotógrafo pamplonés Eusebio Mina cogió su cámara de fotos y se metió dentro del recinto de la Ciudadela, algo que hubiera sido difícil estando allí los militares, obteniendo una serie de imágenes que hoy constituyen todo un tesoro. Podemos ver el volumen circular del denominado “Horno”, emergiendo de entre los escombros, y detrás, en medio de la niebla invernal pamplonesa, las siluetas de las primeras casas de la avenida del Ejército.
Hoy en día
La Ciudadela lleva ya décadas transformada en uno de los más hermosos parques de Pamplona, y es además zona de comunicación entre barrios y todo un pulmón verde para la ciudad. En cuanto al antiguo edificio del horno, debidamente restaurado, data de 1644, y se utiliza para pequeñas exposiciones artísticas e instalaciones vanguardistas.
La Ciudadela de Pamplona se comenzó a construir algunas décadas después de consumarse la conquista de Navarra, con el objetivo de ejercer un control efectivo del territorio. Para ello se diseñó con una innovadora planta en estrella, de la que tres vértices apuntaban hacia el exterior, para prevenir agresiones externas, y dos hacia la propia ciudad, de la que por aquel entonces no se fiaban ni un pelo. Fue construida en terrenos de la propia Pamplona, lo cual no impidió que en 1966, cuando la ciudad la recuperó, tuviera que comprarla a precio de oro.